El uso de las redes sociales perjudica la capacidad de concentración de los niños

La evidencia científica muestra cada vez con mayor claridad que el uso de redes sociales afecta negativamente la capacidad de concentración en los niños. Lo que alguna vez fue visto como un espacio de entretenimiento digital ahora se percibe como un entorno riesgoso para el desarrollo cognitivo de toda una generación.

Un estudio reciente del Instituto Karolinska en Suecia encontró que los niños que utilizan plataformas como TikTok, Instagram o YouTube Shorts por más de 30 minutos al día presentan una disminución marcada en su atención sostenida, en comparación con aquellos que las usan menos tiempo.

Diversas instituciones científicas respaldan estos hallazgos, reforzando la preocupación de que el exceso de pantallas podría estar modificando de manera involuntaria el desarrollo cerebral de los jóvenes.

La ciencia detrás del vínculo entre redes sociales y falta de atención

En la revisión más completa realizada hasta ahora sobre este tema, investigadores evaluaron el impacto de los medios digitales en más de 7,000 niños de 9 a 13 años en Europa. Los menores expuestos diariamente a contenido altamente estimulante y de desplazamiento rápido tuvieron más problemas para mantener la atención en tareas escolares, lectura o incluso conversaciones cotidianas.

El estudio, realizado junto con el Instituto Karolinska y otros colaboradores internacionales, incluyó evaluaciones cognitivas y conductuales durante dos años. Los resultados mostraron que cuanto mayor era el tiempo que los niños dedicaban a redes sociales, mayor era el deterioro de la función ejecutiva, es decir, la habilidad mental que permite controlar la concentración, los impulsos y la memoria.

Esto aumenta la preocupación entre neurocientíficos, quienes sospechan que la sobreestimulación digital está alterando el funcionamiento de la corteza prefrontal, área clave para la atención y la toma de decisiones.

¿Cuánto tiempo frente a la pantalla se considera excesivo?

Aunque no existe un límite universal, los expertos coinciden en que más de 30 minutos diarios de redes sociales pueden interferir con el desarrollo normal de la atención.

Un estudio citado por Madhyamam Science señala que los niños que superan ese tiempo tienen un 33% más de probabilidades de presentar signos de inatención e inquietud que aquellos con menor exposición.

No obstante, muchos menores pasan entre 2 y 4 horas al día en estas plataformas, por lo general sin supervisión. Los videos breves, las notificaciones constantes y los algoritmos basados en recompensas entrenan al cerebro para buscar gratificación inmediata, debilitando su capacidad para esperar recompensas mayores más adelante, una habilidad esencial para la concentración.

¿Por qué ocurre esto? La economía de la atención

Las redes sociales no son simples espacios de expresión; están diseñadas para retener a los usuarios el mayor tiempo posible. Funcionan mediante ciclos de retroalimentación impulsados por dopamina, generando hábitos repetitivos. En el cerebro en desarrollo de un niño, este mecanismo resulta especialmente perjudicial.

“El deslizamiento, los ‘me gusta’ y las notificaciones actúan como pequeñas descargas de dopamina”, explica el neurólogo cognitivo Dr. Anders Friberg, del Instituto Karolinska. Con el tiempo, esto eleva el umbral del aburrimiento y aumenta la dependencia de estímulos externos, justo lo opuesto a lo que requiere una buena atención.

Este efecto se observa principalmente en las aulas, donde los docentes han reportado más inquietud, distracciones y dificultades para completar actividades, incluso en estudiantes que antes solían ser atentos.

¿Las redes sociales provocan TDAH?

Una pregunta frecuente entre padres y educadores es si el uso de redes sociales puede causar trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH). Aunque aún no se ha demostrado una relación directa de causa, la evidencia muestra una fuerte correlación entre el uso intensivo y los síntomas de falta de atención.

Además, los niños con predisposición al TDAH tienden a sentirse más atraídos por la estimulación constante de estas plataformas, lo que podría agravar problemas de regulación de la atención.

Esto plantea una preocupación importante: ¿estamos empeorando las dificultades de aprendizaje a través del estilo de vida digital?

¿Qué pueden hacer los padres y maestros?

Los especialistas recomiendan varias estrategias para minimizar el impacto negativo:

Limitar el uso de redes sociales a menos de 30 minutos diarios, especialmente en días escolares.

Promover juegos al aire libre, lectura y actividades sin pantallas que fortalezcan la concentración.

Crear zonas y horarios libres de dispositivos, sobre todo antes de dormir.

Usar controles parentales o herramientas de supervisión.

Fomentar la interacción cara a cara y el desarrollo emocional.

Por su parte, los educadores pueden incorporar ejercicios de atención plena, pausas activas y entornos de aprendizaje con menos estímulos digitales para ayudar a restablecer hábitos de atención saludables.

El verdadero costo del desplazamiento interminable no es solo el tiempo perdido, sino también la capacidad de concentración, la memoria y la resistencia mental que los niños necesitan para enfrentar el mundo real. Cuando el diseño digital supera las necesidades del desarrollo infantil, terminamos con una generación muy hábil para deslizar pantallas, pero con dificultad para mantenerse enfocada.

Las redes sociales no son malas por sí mismas, igual que el azúcar o la cafeína; el problema surge del uso excesivo. La ciencia es clara: necesitamos establecer límites para proteger la atención en un entorno cada vez más diseñado para fragmentarla.

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