Un nuevo estudio de la Universidad de Exeter ha encontrado que las bacterias presentes en la boca y la lengua podrían estar vinculadas con cambios en las funciones cerebrales, desde una mejora en la memoria y la atención hasta un mayor riesgo de desarrollar demencia.
El estudio, que involucró a 110 participantes mayores de 50 años, analizó muestras bucales de personas con signos de deterioro cognitivo leve y las comparó con aquellas sin problemas de función cerebral.
La investigación sugiere que las bacterias pueden afectar la salud cerebral de dos maneras. Una de ellas es cuando bacterias dañinas ingresan al torrente sanguíneo, lo que podría dañar el cerebro. En este caso, los investigadores encontraron que los niveles elevados de la bacteria Porphyromonas eran más comunes en personas con problemas de memoria. Por otro lado, el desequilibrio entre bacterias beneficiosas y dañinas puede afectar los nitratos presentes en dietas ricas en vegetales, esenciales para la memoria y la comunicación cerebral. Los científicos notaron que las bacterias Prevotella se encontraban en personas con niveles bajos de nitratos, lo que podría afectar negativamente el funcionamiento cerebral, especialmente en aquellos con el gen ApoE4, asociado con el riesgo de Alzheimer.
En contraste, las personas con mayores cantidades de bacterias Neisseria y Haemophilus mostraron una mejor función cognitiva, incluyendo mayor memoria, capacidad para realizar tareas complejas y mejor atención.
Los hallazgos sugieren que algunas bacterias podrían ser perjudiciales para la salud cerebral a medida que las personas envejecen, lo que plantea la posibilidad de usar pruebas rutinarias durante los controles dentales para medir los niveles de bacterias y detectar signos tempranos de deterioro cerebral. Además, los investigadores proponen que alterar el equilibrio bacteriano en la boca mediante cambios en la dieta, probióticos, higiene bucal o tratamientos específicos podría ser una solución para prevenir la demencia.