El acto de fumar comienza con la inhalación y exhalación del humo del tabaco, donde se combinan el placer, la adicción y el daño a la salud en cada bocanada. Es un momento que se busca como escape, pero que se consume en una danza de humo que se disuelve en el aire, dejando en los pulmones un eco de nicotina y alquitrán.
Este humo contiene al menos 7,000 sustancias tóxicas, de las cuales 69 están comprobadas como cancerígenas, capaces de causar cáncer por sí solas.
El Dr. José Manuel Mier, cirujano oncólogo de tórax, explica que el consumo repetido de estas sustancias tóxicas altera el ciclo de reproducción celular, afectando a las células pulmonares. "Cuando las células se reproducen, deben hacerlo de manera correcta para crear células nuevas y sanas, pero estas sustancias modifican los genes de reproducción, lo que da lugar a células genéticamente alteradas que pueden generar tumores", explica el especialista.
El humo del tabaco, aunque invisible e inodoro, puede permanecer en el aire durante hasta cinco horas, y contiene compuestos peligrosos como el benceno, las nitrosaminas específicas del tabaco, el benzo[α]pireno, el 1,3-butadieno, el cadmio y el formaldehído. Estas sustancias son responsables de graves efectos adversos para la salud, entre ellos, la formación de tumores y la alteración de las funciones corporales.
Algunas de las sustancias cancerígenas más destacadas en el humo del cigarro incluyen:
- Benceno: Un químico industrial que se encuentra en la gasolina y los plásticos, que altera la producción celular.
- Nitrosaminas específicas del tabaco: Compuestos altamente cancerígenos que modifican el ADN y causan mutaciones en los pulmones, esófago y páncreas.
- Benzo[α]pireno: Un hidrocarburo que causa mutaciones celulares y puede iniciar el cáncer.
- 1,3-Butadieno: Gas usado en la fabricación de caucho que daña el ADN y aumenta el riesgo de leucemia y cáncer de pulmón.
- Cadmio: Un metal pesado que puede acumularse en los pulmones y riñones, provocando cáncer de pulmón y problemas óseos.
- Formaldehído: Un irritante respiratorio que puede causar cáncer en la nasofaringe y dañar ojos y piel.
- Acroleína: Un subproducto de la combustión del tabaco que destruye las defensas pulmonares, aumentando el riesgo de infecciones y enfermedades como EPOC.
- Polonio-210: Un elemento radioactivo que se acumula en las hojas de tabaco y aumenta el riesgo de cáncer de pulmón.
- Arsénico: Un veneno presente en pesticidas y suelo contaminado que daña el ADN, provocando cáncer de piel, pulmón y vejiga.
- Cianuro de hidrógeno: Un veneno que bloquea la absorción de oxígeno celular, afectando los pulmones, el corazón y el cerebro.