Protege tu audición con la regla 60/60: una estrategia clave

Durante la Semana Nacional de la Salud Auditiva, celebrada del 23 al 28 de febrero, el Instituto Nacional de Rehabilitación Luis Guillermo Ibarra Ibarra (INRLGII) ha lanzado un llamado urgente a la población mexicana para que adopte medidas preventivas que protejan su audición.

Con más de ocho millones de personas en México que padecen algún grado de pérdida auditiva, el instituto sugiere seguir la regla 60/60: limitar el uso de auriculares a un máximo de 60 minutos al día y mantener el volumen por debajo del 60% de su capacidad máxima.

Ruth López Gamboa, jefa del servicio de Audiología en Adultos del INRLGII, subraya que esta recomendación es clave para mitigar los efectos de la exposición a sonidos superiores a 85 decibeles, una de las principales causas de daño auditivo. Además, resalta la importancia de usar protección auditiva en ambientes ruidosos y de mantener una higiene adecuada del oído sin introducir objetos que puedan causar lesiones.

La pérdida auditiva no solo afecta a los adultos. En niños, esta condición puede prevenirse en hasta un 60% mediante estrategias como la vacunación, el control de infecciones y la reducción de la exposición a ruidos excesivos. López Gamboa destacó la relevancia del Tamiz Auditivo Neonatal, una prueba que debe realizarse en el primer mes de vida para detectar problemas auditivos tempranamente, lo que ayuda a evitar retrasos en el desarrollo del lenguaje y dificultades de aprendizaje.

Además, la pérdida auditiva relacionada con la edad, conocida como presbiacusia, afecta a una de cada tres personas mayores de 60 años en México. Otros grupos en riesgo incluyen a trabajadores expuestos a ruido constante, niños con antecedentes perinatales de riesgo y personas con enfermedades crónicas como diabetes e hipertensión, que aumentan el riesgo de problemas auditivos.

El INRLGII también advierte sobre los efectos negativos del uso indiscriminado de ciertos medicamentos, como antibióticos y tratamientos contra el cáncer, así como los traumatismos craneoencefálicos, los cuales también pueden contribuir al desarrollo de trastornos auditivos.