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Las mujeres que padecen un trastorno alimentario tienen más probabilidades de tener hijos que desarrollen asma o episodios de sibilancias, según un nuevo estudio.

Los investigadores informaron el 2 de diciembre en la revista Thorax que estos trastornos se asocian con un 26% más de riesgo de asma en niños en edad escolar y un 25% más de riesgo de sibilancias en la etapa preescolar.

Este mayor riesgo se mantuvo incluso después de considerar otros problemas de salud mental como ansiedad o depresión, y no dependía del tipo específico de trastorno alimentario que presentara la madre.

Por ello, los autores sugieren que la detección de trastornos alimentarios debería incluirse dentro de la atención prenatal.

“Es fundamental incorporar los trastornos alimentarios maternos en la investigación de los factores que influyen en los problemas respiratorios infantiles, además de integrar su detección y tratamiento dentro del cuidado materno para mejorar la salud respiratoria de los hijos”, escribió el equipo encabezado por Maja Popovic, investigadora en epidemiología de la Universidad de Turín, Italia.

Para este trabajo, los científicos combinaron datos de siete estudios europeos previos que incluían a casi 131.500 binomios madre–hijo.

Según los análisis, entre el 1% y el 17% de las mujeres presentaban algún trastorno alimentario antes del embarazo, mientras que entre el 2% y el 18% de los hijos tenían asma en edad escolar y entre el 21% y el 50% experimentaban sibilancias en la etapa preescolar.

En conjunto, los datos mostraron una asociación entre los trastornos alimentarios maternos y un mayor riesgo de asma y sibilancias en los niños.

Los autores señalaron que el estudio no permite establecer una relación causal, sino únicamente una correlación.

No obstante, plantean la posibilidad de que estos trastornos y el estrés vinculado a ellos influyan en el desarrollo pulmonar del feto, ya que anteriormente se han relacionado con bajo peso al nacer y partos prematuros.

“Aún no se comprenden del todo los mecanismos que conectan la salud mental materna con los resultados respiratorios infantiles”, concluyeron los investigadores.

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