Un reciente estudio presentado en la reunión anual de la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes ha revelado un hallazgo alarmante: las personas con cronotipo nocturno, o noctámbulas, tienen un 46% más de probabilidades de desarrollar diabetes tipo 2 en comparación con quienes prefieren acostarse temprano.
Este estudio, liderado por Jeroen van der Velde del Centro Médico Universitario de Leiden en los Países Bajos, resalta la importancia de los hábitos de sueño en la salud metabólica.
El cronotipo nocturno se caracteriza por la tendencia a acostarse tarde y despertarse tarde, un comportamiento que los investigadores asocian con hábitos poco saludables como una dieta desequilibrada y el consumo de tabaco. Estos factores aumentan el riesgo de obesidad, un factor clave en el desarrollo de la diabetes tipo 2. Sin embargo, el estudio también aclara que el estilo de vida no es el único factor involucrado.
El estudio, realizado con más de 5,000 participantes en los Países Bajos, mostró que los noctámbulos tienen un mayor índice de masa corporal (IMC), mayor circunferencia de cintura y niveles elevados de grasa visceral y hepática. Durante un seguimiento de casi siete años, 225 participantes fueron diagnosticados con diabetes tipo 2, y los datos ajustados por edad, sexo y estilo de vida confirmaron que el riesgo aumentaba entre quienes seguían un cronotipo tardío.
Desalineación circadiana: una causa clave
Van der Velde sugiere que una posible explicación para este fenómeno es la desincronización entre el reloj biológico interno de los noctámbulos y sus horarios laborales o sociales. Esta desalineación circadiana podría alterar el metabolismo de la glucosa, incrementando la resistencia a la insulina y, a largo plazo, provocando diabetes tipo 2.
A pesar de los riesgos, el estudio indica que pequeños cambios podrían mejorar significativamente la salud metabólica. Ajustar los horarios de comida, como cenar más temprano, podría ser beneficioso. Van der Velde destacó que evitar comer tarde, como a las 6 p.m., podría favorecer tanto la digestión como el metabolismo.
El impacto de la falta de sueño
El Dr. Mitchell Roslin, especialista en cirugía bariátrica y metabólica, explicó que la falta de un sueño adecuado incrementa los niveles de cortisol, una hormona del estrés que eleva la glucosa en sangre y favorece el aumento de peso. Este aumento de peso puede conducir a apnea del sueño y resistencia a la insulina, creando un ciclo vicioso que aumenta el riesgo de diabetes tipo 2.