La anemia en el embarazo aumenta el riesgo de defectos cardíacos

Un estudio reciente sugiere que tratar la anemia durante el embarazo podría reducir el riesgo de defectos cardíacos en los recién nacidos. Las mujeres que experimentan anemia en las primeras etapas del embarazo tienen un 47% más de probabilidad de dar a luz a un bebé con un defecto cardíaco, según los investigadores, quienes publicaron sus hallazgos en la revista BJOG: An International Journal of Obstetrics & Gynecology.

El investigador principal, Duncan Sparrow, profesor asociado de la Universidad de Oxford, señaló que, aunque ya se sabe que varios factores pueden aumentar el riesgo de enfermedades cardíacas congénitas, este estudio contribuye a entender específicamente cómo la anemia materna temprana influye en este riesgo. "Saber que la anemia materna temprana es tan perjudicial podría tener un impacto global", añadió.

En el estudio, los investigadores compararon los registros médicos de casi 2,800 mujeres en el Reino Unido cuyos hijos nacieron con defectos cardíacos con los de alrededor de 14,000 mujeres cuyos hijos nacieron sanos. Los resultados mostraron que el 4.4% de las madres de niños con defectos cardíacos estaban anémicas durante el embarazo, en comparación con el 2.8% de las madres de niños sanos.

Estos resultados coinciden con los hallazgos de tres estudios previos en Israel, Canadá y Taiwán, que también vincularon la anemia en el embarazo con un mayor riesgo de defectos cardíacos congénitos.

Los investigadores explicaron que aproximadamente dos tercios de los casos de anemia en el embarazo son causados por deficiencia de hierro. Dado que la deficiencia de hierro es la causa principal de muchos casos de anemia, sugirieron que la suplementación generalizada de hierro para mujeres que intentan concebir o que están embarazadas podría ayudar a prevenir los defectos cardíacos en los recién nacidos.

Finalmente, los investigadores recomendaron realizar un ensayo clínico para investigar si la suplementación con hierro durante el embarazo podría prevenir la anemia y, en consecuencia, reducir los defectos cardíacos en los recién nacidos.