El estudio recientemente publicado en el Journal of Occupational Health Psychology destaca cómo el diseño del trabajo, especialmente en trabajos altamente sedentarios, afecta la salud del sueño. Las personas que tienen trabajos que requieren estar sentados la mayor parte del tiempo, lo cual constituye el 80% de la fuerza laboral en EE. UU., tienen un riesgo mayor de sufrir insomnio. Este estudio, que analizó a más de 1.000 trabajadores durante 10 años, muestra cómo factores como el uso de tecnología, los niveles de actividad física y los horarios de trabajo influyen en la calidad del sueño.
Los trabajadores que realizan turnos nocturnos tienen un 66% más de probabilidad de padecer malos hábitos de sueño, como la dificultad para dormir lo suficiente. Además, aquellos con insomnio experimentan un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes, depresión y fragilidad.
El estudio también sugiere que, aunque el uso excesivo de tecnología podría afectar el sueño, el aumento en la eficiencia de los empleados puede contrarrestar estos efectos. Para mejorar la calidad del sueño, se recomienda hacer pequeños ajustes en la rutina diaria, como tomar descansos regulares para moverse y evitar dispositivos electrónicos antes de acostarse. Además, establecer límites claros para las horas de trabajo y exponerse a luz natural pueden ser estrategias útiles.
En resumen, aunque cambiar de carrera para mejorar el sueño no siempre es una opción, sí se pueden hacer pequeños ajustes en el trabajo diario para mejorar la salud del sueño y, por ende, la productividad y el bienestar general.