Gloria Villalba es la coordinadora del Servicio de Neurocirugía en el Hospital del Mar de Barcelona y una de las principales referentes en España en el uso de técnicas de neuromodulación. Este tratamiento implica la aplicación de impulsos eléctricos a los nervios para modificar las señales de dolor que llegan al cerebro. Con más de 5.000 intervenciones realizadas, la doctora ha demostrado que la ciencia y la empatía pueden no solo coexistir, sino que deben hacerlo.
A pesar de no creer en Dios, Villalba alienta a sus pacientes creyentes a mantener su fe, ya que ha observado que aquellos que la tienen suelen afrontar el sufrimiento con mayor fortaleza. Recuerda, con gran sinceridad, que, a veces, lo más difícil no es realizar una cirugía, sino informar a un paciente que ya no hay esperanza.
Cada intervención sigue un protocolo estricto: nadie entra, nadie habla, y no se pone música. En ese silencio total, Villalba se enfrenta al cerebro, el órgano más complejo del cuerpo humano, convencida de que aún queda mucho por descubrir.
Cuando la ciencia se encuentra con el alma La doctora acaba de publicar Al otro lado del bisturí, un libro en el que comparte historias reales de doce pacientes que han dejado huella en su carrera. En sus páginas, menciona a Viktor Frankl y su famoso El hombre en busca de sentido, libro que recomienda a sus pacientes como parte de su proceso de terapia para afrontar situaciones extremas.
De esa misma sensibilidad surgió el Proyecto Carmen, una iniciativa de acompañamiento espiritual laico dentro del hospital, pensada para aquellos momentos en los que el diagnóstico ofrece pocas esperanzas. El proyecto busca ofrecer, más que respuestas, un espacio donde sostenerse en la incertidumbre.
"No somos robots", repite la doctora, y reconoce que muchas veces regresa a casa emocionalmente agotada, incapaz de desconectar completamente. Sin embargo, insiste en que un buen médico no puede prescindir de la empatía: "Tratamos con personas, no con casos clínicos".
Romper barreras, incluso en el quirófano Villalba no solo ha enfrentado desafíos médicos, sino también prejuicios dentro del sistema. De los 54 servicios de neurocirugía en España, solo uno está dirigido por una mujer: el suyo. Recuerda cómo algunos pacientes se sorprendían al ver que la neurocirujana que los atendía era una mujer.
Ahora, desde su puesto, lidera un ensayo clínico único en el mundo: un tratamiento de neuromodulación dirigido a personas con adicción a la cocaína. Esta droga, la más común entre quienes buscan rehabilitación en España, representa una epidemia silenciosa. Villalba busca ofrecer una nueva opción, una esperanza cuando todas las demás han fallado.
Su motor es claro: no permitir que nadie se quede sin una oportunidad por falta de alternativas. Porque, aunque la ciencia no tenga todas las respuestas, a veces una chispa de electricidad —y otra de humanidad— puede hacer toda la diferencia.