Un estudio reciente sugiere que las supervivientes de cáncer que practican caminatas y aumentan su actividad física tienen un menor riesgo de morir a causa de enfermedades cardiacas.
Según los resultados, una hora diaria de ejercicio de intensidad moderada a vigorosa reduce el riesgo de muerte por cualquier causa en un 40% y disminuye el riesgo de muerte por enfermedades cardiacas en un 60%.
De manera similar, cada 2,500 pasos adicionales al día están relacionados con una disminución del 34% en el riesgo de muerte por enfermedades cardiacas, según los datos presentados en una reunión de la Asociación Americana del Corazón (AHA) en Nueva Orleans.
"Fomentar que los supervivientes de cáncer se activen más, reduzcan el tiempo que pasan sentados y aumenten su número de pasos diarios podría ser una estrategia efectiva para prolongar la vida y reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares", dijo el investigador principal, Eric Hyde, analista de investigación de la Universidad de California-San Diego.
La actividad física es un componente esencial de los 8 hábitos fundamentales recomendados por la AHA para una mejor salud cardiovascular. La AHA aconseja realizar al menos 150 minutos semanales de actividad moderada, como caminar o hacer jardinería, o 75 minutos de actividad vigorosa, como correr o nadar. También es válida una combinación de ambas.
El estudio se centró en casi 2,500 mujeres posmenopáusicas, de entre 63 y 99 años, que participaron en investigaciones previas sobre la relación entre actividad física y conductas sedentarias. Las participantes usaron un acelerómetro para seguir sus movimientos durante 10 horas o más al día, durante un máximo de una semana.
Entre las mujeres que habían tenido cáncer, más pasos diarios y más ejercicio físico se asociaron con una reducción progresiva del riesgo de muerte por cualquier causa. El mayor beneficio se observó en las mujeres que daban entre 5,000 y 6,000 pasos al día, con una reducción del 40% en el riesgo de muerte. Por otro lado, las mujeres que realizaban al menos una hora de ejercicio diario presentaron una disminución del 40% en el riesgo de muerte general y un 60% en el riesgo de muerte por enfermedades cardiacas.
"Los beneficios fueron evidentes incluso cuando las participantes caminaban menos de 5,000 pasos diarios, lo que es la mitad del umbral promocionado de 10,000 pasos", comentó Hyde. Además, se destacó que los pasos diarios son una medida accesible y fácil de seguir, ya que pueden tener distintas intensidades y son fáciles de monitorear con dispositivos portátiles, como relojes inteligentes.
El estudio también encontró que cada 102 minutos de tiempo sentado se asociaron con un aumento del 12% en el riesgo de muerte por cualquier causa y un incremento del 30% en el riesgo de muerte por enfermedades cardiacas.
"El hecho de que muchas personas pasen tanto tiempo sentadas, especialmente los supervivientes de cáncer, que enfrentan los efectos del tratamiento y la recuperación, hace que este problema sea aún más significativo", comentó Keith Díaz, portavoz de la AHA.
Estos hallazgos contribuyen al creciente cuerpo de evidencias que subraya los riesgos para la salud derivados del sedentarismo, y destacan la importancia de mantener un estilo de vida activo, especialmente después de un diagnóstico de cáncer.
Aunque el ejercicio estructurado sigue siendo la forma más eficaz de mejorar la salud, estos resultados subrayan que caminar, independientemente de la intensidad, tiene beneficios significativos. Esto demuestra que un estilo de vida activo es accesible para todos, incluidas las personas que viven después de un diagnóstico de cáncer.
Cabe señalar que los resultados presentados en reuniones médicas se consideran preliminares hasta que se publiquen en una revista revisada por pares.