El oeste de Texas está experimentando un brote de sarampión que, según las autoridades sanitarias, podría continuar durante varios meses. A pesar del aumento en la administración de vacunas contra el sarampión, las paperas y la rubéola (MMR) en Texas y Nuevo México, el virus sigue propagándose, especialmente en comunidades con bajas tasas de inmunización.
Hasta el último reporte, Texas ha registrado 309 casos de sarampión y una muerte relacionada, mientras que Nuevo México cuenta con 42 casos y otra muerte. Además, 42 personas han sido hospitalizadas en ambos estados. El brote afecta a 14 condados en Texas, dos en Nuevo México y ha llegado también a Oklahoma, donde se investigan cuatro casos probables vinculados a las áreas afectadas.
El epicentro del brote en Texas está en comunidades menonitas con baja cobertura de vacunación. Katherine Wells, directora del departamento de salud pública en Lubbock, advirtió que contener el brote será un desafío debido a la naturaleza rural y dispersa de las áreas afectadas.
El sarampión es una de las enfermedades más contagiosas del mundo, capaz de permanecer en el aire hasta dos horas después de que una persona infectada haya dejado un lugar. Además, se puede transmitir antes de que aparezcan los síntomas visibles, como el sarpullido. Expertos como Justin Lessler, epidemiólogo de la Universidad de Carolina del Norte, señalan que los brotes pueden tener múltiples picos y durar varios meses si el virus se propaga a otras comunidades.
El doctor William Moss, experto en enfermedades infecciosas de la Universidad Johns Hopkins, advirtió que si el brote continúa hasta enero de 2026, Estados Unidos podría perder su estatus de país libre de sarampión, alcanzado en 2000, lo que implica 12 meses sin transmisión local del virus.
Aunque Moss confía en que una respuesta eficaz podría detener el brote antes de ese tiempo, criticó la falta de acción clara por parte del gobierno federal. La desinformación de figuras como el secretario de Salud y Servicios Humanos, Robert F. Kennedy Jr., quien ha cuestionado la seguridad de las vacunas MMR, también ha dificultado los esfuerzos de vacunación.
A pesar de los desafíos, hay señales positivas. Nuevo México ha administrado más de 11,600 dosis de vacunas MMR este año, casi el doble que en el mismo periodo del año pasado. En Texas, se han aplicado al menos 173,000 dosis entre enero y mediados de marzo, un aumento significativo respecto al año anterior.
No obstante, en el condado de Gaines, Texas, epicentro del brote, la tasa de vacunación infantil es solo del 82%, muy por debajo del 95% necesario para prevenir la propagación comunitaria. Prasad Ganji, farmacéutico en Seminole, expresó su frustración por la baja aceptación de las vacunas, incluso en medio de la crisis.