Acusan a padres y otros 12 personas de dejar morir a niña con diabetes por su religión

En un caso que ha impactado a Australia, 14 miembros de una congregación religiosa, incluidos los padres de la víctima, fueron hallados culpables de homicidio involuntario tras la muerte de Elizabeth Rose Struhs, una niña de 8 años con diabetes tipo 1.

El veredicto fue emitido el miércoles por el juez Martin Burns de la Corte Suprema de Queensland.

Elizabeth falleció el 7 de enero de 2022 en su casa en Toowoomba, Queensland, después de pasar seis días sin recibir las inyecciones de insulina que necesitaba para controlar su enfermedad. Las investigaciones revelaron que sus padres, Jason Richard Struhs (53 años) y Kerrie Elizabeth Struhs (49 años), junto con otros miembros de la congregación “Los Santos”, creían firmemente que Dios la sanaría sin necesidad de tratamientos médicos.

El líder del grupo, Brendan Luke Stevens (63 años), también fue condenado, al igual que otros 11 miembros, incluido el hermano de Elizabeth, Zachary Alan Struhs (22 años). Todos enfrentan una posible pena de cadena perpetua, cuya sentencia final se dictará el próximo 11 de febrero.

Aunque la fiscalía inicialmente buscaba condenas por asesinato para el padre de Elizabeth y el líder del grupo religioso, el juez determinó que no se demostró que actuaron con indiferencia imprudente hacia la vida de la niña. Según el juez Burns, “en el ambiente aislado de la Iglesia que rodeaba a Struhs... él (el padre) nunca fue plenamente consciente de que Elizabeth probablemente moriría”. Sin embargo, señaló que los acusados incurrieron en una “desviación atroz del estándar de cuidado” al no proporcionar la insulina esencial para la niña.

Jayde Struhs, hermana mayor de Elizabeth, expresó su alivio ante el veredicto, pero también criticó al sistema de protección infantil, diciendo: “Aunque hoy tuvimos un buen resultado, debo reconocer que el sistema no logró proteger a Elizabeth en primer lugar”. Jayde lamentó que no se tomaran medidas a tiempo para sacar a su hermana de un entorno evidentemente peligroso.

Durante el juicio, los acusados defendieron sus acciones alegando que actuaron bajo la creencia de que Dios sanaría a la niña. Todos decidieron representarse a sí mismos en el tribunal y basaron su defensa en sus convicciones religiosas. El juez Burns instó a los 14 acusados a buscar representación legal antes de la audiencia de sentencia.