La suspensión de clases en una escuela primaria de Puebla se debió a un brote del virus coxsackie, que también afectó a la Escuela Primaria "Francisco J. Mújica" en Oaxaca, donde se confirmaron dos casos el 23 de enero de 2025.
Ante la situación, se decidió interrumpir las actividades escolares para prevenir la propagación del virus y realizar una desinfección en las instalaciones. Al día siguiente, se registraron casos similares en el plantel “José Vasconcelos” de Oaxaca, en alumnos de primer grado.
En 2024, se informaron múltiples casos en Hidalgo y el Estado de México, lo que llevó a las autoridades sanitarias a reforzar las medidas preventivas tanto en hogares como en escuelas. También se registraron casos en septiembre de 2022 en Morelos, entre alumnos de secundaria.
El virus coxsackie, causante de la enfermedad de mano-pie-boca, es más común en verano, pero en los últimos años se ha vuelto frecuente en invierno. Según el doctor Mauricio Rodríguez Álvarez, especialista en virología de la UNAM, aunque estas infecciones suelen ser leves, es importante reconocerlas para evitar contagios en los entornos cercanos a los afectados.
El virus coxsackie es un enterovirus de la familia de los picornavirus, que también incluye al virus de la polio y al echovirus. Es resistente a condiciones adversas del ambiente, se presenta con mayor frecuencia en climas templados y es común en niños de dos años, aunque puede afectar a personas de cualquier edad. Es altamente contagioso, transmitiéndose de persona a persona por contacto directo con superficies contaminadas o a través de las gotas de saliva y moco de una persona infectada al toser o estornudar. Debido a esta alta capacidad de propagación, se difunde rápidamente en lugares con alta convivencia, como escuelas y guarderías.
Los síntomas principales del virus incluyen fiebre, malestar general, dolor de garganta, vómitos y diarrea, además de lesiones en la piel en manos, pies y boca, que pueden durar entre siete y 14 días sin dejar cicatrices. En casos raros, la infección puede causar complicaciones graves como encefalitis, miopericarditis o meningitis.
Para prevenir los contagios, se recomienda lavarse las manos frecuentemente, desinfectar objetos y juguetes de uso común, evitar que los niños enfermos asistan a la escuela hasta su recuperación, reducir el contacto con personas infectadas y reforzar la higiene en estos casos. También se aconseja acudir al médico ante cualquier sospecha de infección.