Aunque pueda parecer un asunto menor, reemplazar el cepillo de dientes en el momento indicado es fundamental para conservar una buena salud bucal. No hacerlo puede incrementar el riesgo de caries, problemas en las encías e incluso infecciones.
La Asociación Dental Americana (ADA) recomienda cambiar el cepillo al menos cada tres meses. Después de ese tiempo, las cerdas pierden su eficacia y pueden convertirse en un reservorio de bacterias. Un estudio de la Universidad de Manchester encontró que un cepillo mal limpiado puede contener hasta 10 millones de bacterias.
Señales evidentes para cambiar tu cepillo
Además del tiempo de uso, existen indicios físicos que muestran cuándo es necesario reemplazarlo. Si las cerdas están abiertas, dobladas, descoloridas o si el cepillo presenta mal olor a pesar de enjuagarlo, probablemente ya no limpia bien.
También pueden quedar restos de pasta dental o sarro atrapados entre las cerdas, lo que facilita la proliferación de microorganismos como Streptococcus mutans y Candida albicans, ambos relacionados con infecciones bucales comunes.
¿Qué pasa si no cambias tu cepillo?
Utilizar un cepillo desgastado disminuye la capacidad para eliminar la placa bacteriana y puede ocasionar mal aliento, caries y gingivitis. La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que una higiene oral deficiente está vinculada a problemas cardiovasculares, diabetes y partos prematuros.
Según Mayo Clinic, el 47% de los mexicanos no cambia su cepillo con la frecuencia recomendada, lo que evidencia la necesidad de mejorar la educación en salud bucodental desde la infancia.
Aunque los mangos de los cepillos eléctricos duran más, sus cabezales también deben sustituirse cada tres meses. Marcas como Oral-B o Philips Sonicare incluyen indicadores de color que señalan el momento para reemplazarlos.
Los dentistas sugieren desinfectar el cepillo con enjuague bucal o agua caliente y evitar guardarlo húmedo en espacios cerrados, pues esto favorece la proliferación de bacterias y hongos.
Recomendaciones para cuidar tu cepillo de dientes
Para mantenerlo en buen estado y efectivo, considera lo siguiente:
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Enjuágalo después de cada uso.
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Déjalo secar al aire en posición vertical.
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No lo cubras con tapas herméticas.
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Nunca compartas tu cepillo, ni siquiera con familiares.
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Cámbialo después de haber estado enfermo.
También es útil llevar un registro, físico o digital, de los cambios para no olvidarlo.
El cepillado es la principal defensa contra las enfermedades bucales, y su efectividad depende del buen estado del cepillo. Cambiarlo cada tres meses no es solo una recomendación, sino una regla básica para mantener una sonrisa saludable día a día.