Un estudio colaborativo entre la Universidad Pompeu Fabra (UPF) de Barcelona y otros científicos del Reino Unido, publicado en la revista Science, ha explorado cómo los errores en los procesos de cicatrización y reparación de tejidos podrían ser un factor en el desarrollo de enfermedades crónicas como la inflamación, el cáncer y la fibrosis.
Esta revisión se basa en más de 150 artículos científicos de los últimos 150 años y busca ofrecer una nueva perspectiva sobre el origen de estas afecciones, más allá de las mutaciones genéticas, con el fin de encontrar estrategias de tratamiento y prevención.
El investigador Carlos Pardo Pastor, de la UPF, junto a su equipo, señala que el desarrollo de tecnologías de secuenciación ha permitido identificar alteraciones en genes, moléculas y señales biológicas involucradas en la cicatrización de heridas que son comunes en diversas enfermedades crónicas. Sin embargo, los datos obtenidos en la última década sugieren que las mutaciones genéticas, por sí solas, no son suficientes para explicar la aparición de estas enfermedades. Muchas mutaciones oncogénicas, por ejemplo, están presentes en tejidos no cancerosos, lo que indica que otros factores también juegan un papel crucial.
Uno de los puntos clave del estudio es el papel de los factores ambientales, como la obesidad, las sustancias irritantes, la contaminación, los microplásticos y las infecciones microbianas, que pueden empeorar los procesos de cicatrización con el paso del tiempo. A medida que envejecemos, estos factores contribuyen a la acumulación de errores en la reparación de heridas, lo que altera la función de las células responsables de las respuestas inflamatorias, fibróticas y de multiplicación celular. Esto, a su vez, favorece el desarrollo de enfermedades como la inflamación, la fibrosis y el cáncer.
Los autores del estudio sugieren que, aunque el control sobre factores como la contaminación y la exposición a microplásticos puede ser limitado, entender cómo estos contribuyen al avance de las enfermedades podría permitir diseñar mejores tratamientos y estrategias preventivas. Además, políticas de salud pública que busquen reducir la contaminación del aire, la presencia de microplásticos y los elementos dañinos en la alimentación podrían ser fundamentales en la prevención de enfermedades crónicas, tal como se ha demostrado con las políticas contra el tabaquismo.