Un reciente estudio ha revelado que, además del esfuerzo físico en nuestras piernas, una maratón también implica cambios importantes en el cerebro.
La investigación, realizada en España y publicada el lunes en Nature Metabolism, encontró que los corredores experimentaron una disminución temporal y significativa de la mielina en ciertas áreas cerebrales después de correr la maratón. Este hallazgo sugiere que el cerebro puede utilizar la grasa almacenada en la mielina como fuente de energía de emergencia cuando se lleva al límite.
Correr una maratón es una exigente prueba de resistencia de 43 kilómetros. Durante este tipo de ejercicio prolongado, el cuerpo comienza utilizando los carbohidratos almacenados (glucosa) como energía, pero a medida que se agotan, se recurre a la grasa almacenada. Investigaciones en roedores habían sugerido que el cerebro puede utilizar la mielina como fuente de grasa en situaciones extremas. La mielina, que recubre las neuronas del cerebro, facilita la comunicación entre ellas y está compuesta en su mayoría por lípidos o grasas (entre un 70 % y un 80%).
Para comprobar esta teoría, los investigadores realizaron escáneres de resonancia magnética a 10 corredores de maratón, tanto urbanos como de montaña, antes y después de la carrera. También se repitieron los escaneos a dos semanas y dos meses después de la maratón.
Antes de la carrera, los corredores presentaban niveles similares de mielina. Sin embargo, después de la maratón, se observó una reducción notable de la mielina en regiones del cerebro relacionadas con la coordinación motora y la integración sensorial y emocional. Dos semanas después, los niveles de mielina habían aumentado, aunque no habían vuelto a los valores previos. Dos meses después, los niveles de mielina alcanzaron los niveles iniciales.
Los autores sugieren que este descenso de mielina podría ser temporal y reversible, lo que coincide con estudios previos en roedores, que indican que los lípidos de la mielina se pueden utilizar como reserva de energía en situaciones extremas. Sin embargo, los investigadores señalan que debido al tamaño reducido de la muestra, se necesitarán más estudios para confirmar estos resultados y comprender mejor este fenómeno.
Aunque la disminución temporal de mielina no parece tener un impacto adverso significativo en la salud de los corredores, los investigadores creen que este estudio podría ser útil para entender cómo el cerebro metaboliza y utiliza la energía, lo cual podría tener implicaciones para trastornos neurodegenerativos relacionados con la pérdida permanente de mielina.
En términos personales, el autor de este estudio, quien también corrió una maratón hace una década, se siente agradecido de que su cerebro no "se haya quedado sin energía" antes de poder disfrutar de la comida que ordenó tras la carrera.