El glaucoma es una enfermedad ocular progresiva y degenerativa que afecta el nervio óptico y es una de las principales causas de ceguera en el mundo, especialmente en personas mayores de 60 años. Su desarrollo es silencioso, lo que dificulta su detección temprana y aumenta el riesgo de daño visual irreversible si no se trata a tiempo.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), alrededor de 80 millones de personas en el mundo padecen glaucoma, y se estima que para 2040 la cifra podría superar los 110 millones.
En México, más de 1.5 millones de personas sufren de glaucoma, y un estudio de la Sociedad Mexicana de Oftalmología indica que la prevalencia del glaucoma en la población mexicana es del 4.3%, lo que significa que aproximadamente 4.8 millones de personas están en riesgo de desarrollarlo.
Como el glaucoma no suele presentar síntomas en sus primeras etapas, cerca del 50% de los pacientes desconocen que lo padecen, lo que aumenta el riesgo de ceguera permanente.
Algunos padecimientos como la diabetes o problemas cardiovasculares pueden favorecer el desarrollo del glaucoma.
¿Quiénes tienen mayor riesgo de padecer glaucoma?
El glaucoma se caracteriza por un aumento anormal de la presión intraocular, lo que daña progresivamente el nervio óptico y afecta la transmisión de señales visuales al cerebro.
José Ramón García Baena, especialista óptico-optometrista, explica que, conforme avanza la enfermedad ocular, los pacientes empiezan a perder la visión periférica, tienen dificultad para ver en ambientes oscuros o con poca luz, y presentan visión borrosa, halos alrededor de las luces, dolor ocular y enrojecimiento.
Factores de riesgo del glaucoma
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Edad avanzada: A partir de los 40 años, el riesgo de glaucoma aumenta considerablemente. Es más común en personas mayores de 60 años debido a cambios fisiológicos en la estructura ocular.
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Antecedentes familiares: Tener familiares cercanos con glaucoma incrementa significativamente la posibilidad de padecer la enfermedad, ya que la predisposición genética juega un papel importante.
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Enfermedades asociadas: Condiciones médicas como diabetes, hipertensión, hipotensión y enfermedades cardiovasculares pueden aumentar el riesgo de glaucoma al afectar la circulación sanguínea y el suministro de oxígeno al nervio óptico.
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Problemas refractivos: Personas con miopía o hipermetropía alta tienen mayor riesgo de desarrollar glaucoma debido a los efectos de estas condiciones en la estructura ocular.
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Trastornos circulatorios y apnea del sueño: Estas afecciones pueden reducir el flujo de oxígeno y nutrientes al nervio óptico, lo que aumenta el riesgo de daño progresivo y acelera la degeneración visual.
¿Cómo detectar si tengo glaucoma?
Dado que el glaucoma progresa sin síntomas evidentes en sus primeras etapas, los especialistas recomiendan realizar exámenes oftalmológicos regulares para detectar cualquier anomalía en la presión ocular.
Las revisiones incluyen pruebas como:
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Tonometría: Mide la presión intraocular.
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Oftalmoscopía: Evalúa el estado del nervio óptico.
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Examen de campo visual: Analiza la pérdida de visión periférica.
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Tomografía de coherencia óptica (OCT): Examina detalladamente la estructura del nervio óptico.