En su análisis más reciente de calidad publicado en la edición de mayo de la Revista del Consumidor, la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) examinó 10 marcas de queso de puerco para verificar el cumplimiento de las Normas Oficiales Mexicanas (NOM) sobre etiquetado, contenido neto y tolerancias.
Los resultados indicaron que dos marcas no cumplen con la información de grasa y una más presenta discrepancias en la cantidad de proteína indicada en sus etiquetas.
El queso de puerco, un embutido tradicional mexicano hecho principalmente de carne de la cabeza de cerdo, es conocido por su alto contenido de sodio y grasas. Dado su consumo extendido, es esencial que los consumidores puedan confiar en la precisión de las etiquetas, especialmente considerando sus efectos sobre la salud.
Marcas con irregularidades encontradas:
Las marcas analizadas incluyeron Alpino, Capistrano, D-Kar, Fud, Galicia, Par, Parma Campestre, Peñaranda, Salamanca y Tangamanga. Aunque todas cumplieron con los requisitos sanitarios y con la cantidad de nitritos permitida por la normativa (máximo 156 mg/kg) y el contenido de sodio declarado, algunas mostraron inconsistencias en la información nutricional.
-
Parma Campestre: No cumple con su declaración de proteína y grasa. Aunque afirma tener un 25% de proteína, en realidad contiene solo un 16.6%. Además, indica un 17% de grasa en la etiqueta, pero en los análisis de laboratorio se encontró un 25%.
-
Par: La marca no es precisa en su declaración de grasa. Aunque dice contener un 20%, los estudios determinaron que en realidad tiene un 27.4%.
El propósito principal de este análisis es asegurar que los productos preenvasados cumplan con las Normas Oficiales Mexicanas, protegiendo los derechos de los consumidores. La Profeco resaltó que, aunque la mayoría de las marcas cumplen con los estándares sanitarios, las inconsistencias en las etiquetas pueden causar confusión y afectar las decisiones de compra de los consumidores.
A través de este tipo de evaluaciones, la Profeco busca mejorar la transparencia en el etiquetado de alimentos procesados, particularmente aquellos con alto contenido de sodio y grasas, que podrían representar riesgos para la salud si se consumen en exceso.
Para más detalles, los consumidores pueden consultar la edición de mayo de la Revista del Consumidor, que ofrece información completa sobre este análisis, ayudando a los compradores a tomar decisiones informadas y exigir productos que respeten las normativas establecidas.