Un niño de 8 años de Malasia perdió la vista debido a una dieta casi exclusiva de nuggets de pollo, salchichas y galletas.
El menor fue llevado al hospital después de quejarse de no poder ver en clase. Los médicos confirmaron que la pérdida de visión era irreversible, producto de daños permanentes en los nervios ópticos por la falta de vitamina A en su alimentación. Aunque es un caso extremo, refleja una problemática creciente que afecta a más niños de lo esperado.
La vitamina A es esencial para la producción de rodopsina, una proteína necesaria para la adaptación visual en condiciones de poca luz, además de ser clave para el desarrollo de tejidos y el fortalecimiento del sistema inmunológico. La negativa del niño a comer frutas y verduras durante años empeoró su deficiencia, evidenciando los efectos devastadores de una dieta limitada.
Este caso también destaca la falta de educación nutricional y las preferencias alimenticias no saludables. La doctora Erna Nadia, experta en salud infantil, compartió síntomas a los que los padres deben estar atentos, como ojos secos, dificultad para ver de noche y manchas grises en los ojos.
Este tipo de deficiencias no es único. En Estados Unidos, otro niño sufrió la pérdida de visión por una dieta basada únicamente en hamburguesas, papas fritas y donas. Incluso en países desarrollados, las dietas desequilibradas están generando graves problemas de salud infantil.
Según organizaciones médicas, aproximadamente uno de cada cien niños podría tener deficiencia de vitamina A, y hasta el 70% carece de niveles adecuados de vitamina D. Además, enfermedades como el escorbuto, causado por la falta de vitamina C, también están aumentando, incluso en países con mayor acceso a alimentos.
Para prevenir estas deficiencias, se recomienda una dieta balanceada que incluya frutas y verduras ricas en vitaminas, como zanahorias, espinacas y mangos; proteínas de alta calidad, como huevos, carnes magras y productos lácteos; y alimentos fortificados en caso de deficiencias diagnosticadas. Para los niños con aversiones alimentarias severas, se sugiere consultar a un nutricionista y considerar suplementos vitamínicos bajo supervisión médica. Además, introducir alimentos nuevos de manera gradual y atractiva puede ayudar a diversificar la dieta infantil.