Texas enfrenta una grave crisis de salud pública debido a un brote de sarampión que ya ha afectado a más de 130 personas y causado la muerte de un menor no vacunado en Lubbock. Esta es la primera fatalidad relacionada con el virus en este brote, que también ha alcanzado el estado vecino de Nuevo México.
El Departamento de Salud de Texas informó que el niño, quien fue hospitalizado la semana pasada, dio positivo por sarampión antes de su fallecimiento. Desde principios de este año, se han reportado 124 casos en el oeste de Texas y 9 en Nuevo México, lo que destaca el resurgimiento de esta enfermedad altamente contagiosa, en parte debido a la disminución de las tasas de vacunación.
Este brote coincide con la toma de posesión de Robert F. Kennedy Jr. como Secretario de Salud en la administración de Donald Trump. Kennedy, conocido por sus posturas escépticas hacia las vacunas, ha sido criticado por sus afirmaciones desacreditadas sobre una posible conexión entre la vacuna contra el sarampión, las paperas y la rubéola (MMR) y el autismo.
En una reunión transmitida por televisión, Kennedy confirmó que hasta ahora se han registrado dos muertes por sarampión en el país.
"Estas muertes son casi completamente evitables", declaró el médico especialista en enfermedades infecciosas Amesh Adalja, de la Universidad Johns Hopkins. Adalja destacó que el sarampión sigue siendo responsable de más de 100,000 muertes al año en todo el mundo, subrayando la importancia de la vacunación como una herramienta preventiva crucial.
El epicentro del brote está en el condado de Gaines, hogar de una comunidad menonita significativa, conocida por su reticencia histórica hacia las vacunas. En Texas, las leyes permiten exenciones de vacunación por razones de conciencia, incluidas creencias religiosas, lo que ha llevado a una menor tasa de inmunización en algunas áreas.
El sarampión es extremadamente contagioso, propagándose a través de gotitas respiratorias al toser, estornudar o simplemente respirar. Las complicaciones pueden ser graves: una de cada cinco personas infectadas requiere hospitalización, y en casos raros, la enfermedad puede causar neumonía, encefalitis o incluso la muerte. También representa un riesgo significativo durante el embarazo, aumentando las probabilidades de parto prematuro y bajo peso al nacer.
Aunque el sarampión fue declarado erradicado en Estados Unidos en 2000, los brotes siguen ocurriendo debido a la disminución de las tasas de vacunación. En 2023, se registraron 285 casos en el país, y el brote más grande de las últimas décadas tuvo lugar en 2019, con 1,274 casos, principalmente en comunidades judías ortodoxas de Nueva York y Nueva Jersey.
Antes de la introducción de la vacuna en 1963, entre tres y cuatro millones de estadounidenses contraían sarampión cada año, lo que resultaba en cientos de muertes anuales. La vacuna ha demostrado ser eficaz para prevenir la enfermedad, pero su efectividad depende de mantener altos niveles de cobertura en la población.