Un estudio reciente sugiere que, como consecuencia de los esfuerzos para combatir la epidemia de opioides en Estados Unidos, las comunidades de color ahora tienen menos acceso a analgésicos opioides recetados en comparación con las comunidades mayoritariamente blancas.
Entre 40% y 45% menos opioides son recetados en las comunidades de color, lo que podría afectar a pacientes que realmente necesitan estos medicamentos, como aquellos con cáncer.
Entre 2011 y 2021, el uso de opioides recetados en todo el país se redujo aproximadamente en un 50%, como parte de políticas federales y estatales para frenar la adicción y las sobredosis. Sin embargo, los investigadores señalaron que esta disminución ha afectado a comunidades desfavorecidas, especialmente aquellas racial y étnicamente diversas, limitando su acceso a una gestión efectiva del dolor.
El estudio, publicado el 23 de enero en Pain, reveló que las farmacias y centros de salud de las comunidades de color recibieron menos opioides, lo que también afectó a pacientes con necesidades legítimas de dolor, como aquellos en tratamientos contra el cáncer o en cuidados paliativos, quienes vieron disminuidas sus recetas a un ritmo similar al de la población general.
Los investigadores analizaron datos de la Administración para el Control de Drogas (DEA) sobre la distribución de morfina, oxicodona e hidrocodona, que constituyeron el 70% de las recetas de opioides en 2017. Los resultados mostraron que las comunidades mayoritariamente no blancas recibieron menos opioides, incluso en áreas de mayor privación socioeconómica.
Los investigadores sugirieron que la política de cuotas de la DEA, que establece límites a la fabricación de opioides según la cantidad de recetas dispensadas, podría estar contribuyendo a la escasez de estos medicamentos en comunidades racialmente diversas, y pidieron una revisión de la política para asegurar una distribución más equitativa de los analgésicos opioides.