Las papas, ese ingrediente tan versátil en la cocina, pueden convertirse en deliciosos platillos como purés cremosos o crujientes papas fritas. Sin embargo, cuando empiezan a mostrar brotes blancos y deformes, surge la duda común: ¿es seguro comerlas?
La germinación de las papas es un proceso natural que ocurre cuando se almacenan en condiciones de calor y humedad, particularmente a temperaturas entre 20 y 21 °C. En muchos hogares, esta temperatura ambiente engaña a las papas, haciéndolas "creer" que es primavera, lo que activa su crecimiento. Aunque los brotes pueden ser poco atractivos, son una señal de que las papas siguen siendo organismos vivos.
El riesgo de los glicoalcaloides
La principal preocupación al consumir papas germinadas es la presencia de glicoalcaloides, compuestos químicos que pueden ser tóxicos. Aunque están presentes en pequeñas cantidades en las papas frescas, su concentración aumenta con los brotes. Comer papas con altos niveles de glicoalcaloides puede causar síntomas como vómitos, dolor abdominal y diarrea. En casos extremos, pueden generarse complicaciones más graves.
¿Se pueden salvar las papas germinadas?
La buena noticia es que no siempre es necesario desechar las papas germinadas. Si los brotes son pequeños y la papa está firme y sin arrugas, basta con cortar los brotes antes de cocinar. Sin embargo, si los brotes son largos o la papa está blanda y arrugada, lo más seguro es tirarla. Este enfoque no solo protege tu salud, sino que también reduce el desperdicio de alimentos.
Consejos para almacenar papas y evitar brotes
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Almacénalas en un lugar fresco y seco: Una despensa o un armario oscuro es ideal para ralentizar la germinación.
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Protégelas de la luz directa: La exposición a la luz acelera la formación de brotes.
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Usa bolsas de papel: Si las papas vienen en bolsas de malla o plástico transparente, transfiérelas a bolsas de papel para mejorar el flujo de aire y reducir la humedad.
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Sepáralas de otras verduras: Las cebollas, por ejemplo, liberan etileno, un gas que acelera la germinación de las papas. Guardarlas por separado ayudará a prolongar su frescura.