La salud y la nutrición van más allá del peso

En México, uno de cada cuatro adolescentes enfrenta un trastorno alimenticio, y la disparidad entre géneros es alarmante, ya que por cada hombre afectado hay hasta 10 mujeres que padecen lo mismo.

Lo más preocupante es que menos del 10% de quienes necesitan ayuda reciben el tratamiento adecuado, lo que resalta la urgencia de eliminar estigmas, educar a las nuevas generaciones y cambiar la visión tradicional que asocia la salud exclusivamente con el peso corporal.

La Mtra. Monserrat Rodríguez León, académica de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG), destaca que los trastornos de conducta alimentaria (TCA) no solo afectan la salud física, sino también la salud psicológica y emocional. Según explica, "la salud y la nutrición deben considerarse desde un punto de vista integral, donde el bienestar emocional y mental sean prioritarios". Abordar los factores sociales y culturales que influyen en los TCA es tan esencial como garantizar una dieta equilibrada.

La influencia de los estándares de belleza impuestos por las redes sociales y los medios de comunicación ha distorsionado la percepción de lo que significa estar saludable. Muchos adolescentes se ven atrapados en un ciclo de dietas restrictivas y buscan cuerpos irreales, lo que no solo contribuye al desarrollo de TCA, sino que también perpetúa problemas de autoestima y ansiedad.

Los trastornos de la conducta alimentaria son complejos y multifactoriales. Entre las causas principales se incluyen factores genéticos, ambientales, la presencia de enfermedades psiquiátricas y la influencia familiar. Las personas de entre 14 y 25 años, etapa de cambios físicos y emocionales, son especialmente vulnerables. En este contexto, la educación tiene un papel fundamental en la prevención. Es esencial hablar más de bienestar y menos de "peso ideal".

Fomentar una imagen corporal positiva y una autoestima sólida es crucial. Enseñar a los jóvenes a identificar y rechazar los estándares de belleza poco realistas es una herramienta poderosa para prevenir los TCA. El peso no debe ser el único indicador de salud; el verdadero bienestar se refleja en sentirse bien tanto física como emocionalmente.

La prevención también requiere un cambio de perspectiva en el hogar y en las escuelas. Fomentar una relación sana con la comida desde temprana edad puede marcar una gran diferencia. En lugar de enfocarnos en dietas restrictivas, debemos priorizar el disfrute de una alimentación equilibrada y el respeto por nuestro cuerpo, en todas sus formas y tamaños. Recordemos que la salud no se mide en kilos, sino en felicidad, energía y equilibrio emocional.