Con motivo del Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo, celebrado el 28 de abril, y el Día Internacional de los Trabajadores el 1º de mayo, es fundamental abordar un problema que afecta tanto a empleados como a empleadores: la obesidad.
En México, más del 75% de los adultos padecen esta condición, según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT). Además de los efectos sobre la salud individual, la obesidad genera un impacto económico considerable, al incrementar el ausentismo laboral en un 128%, según investigaciones de la Universidad de Cornell.
Las largas jornadas laborales, el estrés constante y la falta de opciones saludables en los comedores institucionales son algunos de los factores que convierten a muchos lugares de trabajo en entornos obesogénicos. El Dr. José Antonio Castañeda, cirujano bariátrico con más de 20 años de experiencia, señala que "la obesidad no solo se origina en la vida personal, sino que a menudo el ritmo laboral contribuye a su desarrollo". Además, resalta que la obesidad debe considerarse como una enfermedad crónica y no un problema estético, ya que puede reducir la esperanza de vida en hasta 14 años si no se trata adecuadamente.
Aunque la obesidad es un problema global, sus efectos también son locales. El Foro Económico Mundial alerta que el envejecimiento de la población y el aumento de enfermedades crónicas relacionadas con el sobrepeso, como diabetes e hipertensión, están afectando la calidad de vida de las generaciones activas. En países como India, las enfermedades vinculadas al sobrepeso comienzan a aparecer alrededor de los 53 años, lo que impacta directamente en la fuerza laboral.
A este problema se suma la estigmatización de las personas con obesidad, lo que dificulta su integración laboral y afecta su autoestima. La Secretaría de Salud de México y el Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación de la Ciudad de México (COPRED) reconocen que la “gordofobia” es una forma de violencia estructural que limita el acceso a oportunidades.
El Dr. Castañeda subraya que muchas personas con obesidad sufren burlas y discriminación, lo que afecta su rendimiento y bienestar. Asegura que es necesario crear condiciones que favorezcan la recuperación de salud de estas personas, sin aislarlas ni culparlas.
Desde su perspectiva, las empresas deben adoptar un enfoque estratégico hacia la salud de sus empleados. Programas de bienestar, acceso a tratamientos médicos y opciones de financiamiento para intervenciones como la cirugía bariátrica pueden mejorar tanto la calidad de vida como la productividad. Según el Dr. Castañeda, "invertir en la salud de los empleados no es un gasto, sino una manera de fortalecer el capital humano y proteger el rendimiento empresarial".