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Intolerancia a la lactosa: entendiendo sus causas, síntomas y tratamiento

DIETA
Redacción El Tiempo
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La intolerancia a la lactosa ocurre cuando el intestino delgado no produce suficiente lactasa, la enzima encargada de descomponer la lactosa.

Durante la infancia, la producción de lactasa suele ser suficiente para digerir la leche materna y otros productos lácteos. No obstante, con el paso del tiempo, la producción de esta enzima puede disminuir, lo que provoca la aparición de síntomas de intolerancia.

En algunos casos, los bebés prematuros nacen con una producción insuficiente de lactasa. En los adultos, la intolerancia a la lactosa es común, afectando a millones de personas en todo el mundo. Factores genéticos juegan un papel importante en su prevalencia, siendo más frecuente en personas de origen asiático, africano y nativo americano, y menos común en poblaciones del norte y occidente de Europa.

Los síntomas típicos de la intolerancia a la lactosa incluyen distensión abdominal, cólicos, diarrea, flatulencias y náuseas. Además, ciertas enfermedades como la celiaquía, la enfermedad de Crohn o infecciones intestinales pueden dañar la mucosa intestinal y reducir la producción de lactasa. También existen personas que nacen con una mutación genética que impide la producción de lactasa desde el nacimiento, lo que resulta en una intolerancia congénita a la lactosa.

Los síntomas suelen aparecer entre 30 minutos y dos horas después de consumir productos lácteos y varían en intensidad según la cantidad de lactosa ingerida. Algunas personas pueden tolerar pequeñas cantidades de lactosa sin experimentar molestias significativas.

Para diagnosticar esta afección, los profesionales de la salud pueden realizar diversas pruebas, como la prueba de aliento para lactosa-hidrógeno, la prueba de tolerancia a la lactosa, el análisis de pH en heces, la biopsia del intestino delgado o la prueba de eliminación de lactosa de la dieta durante una o dos semanas. Estas pruebas ayudan a confirmar el diagnóstico y a orientar el tratamiento.

El tratamiento generalmente implica reducir o eliminar el consumo de productos lácteos, lo que suele aliviar los síntomas. Algunas personas pueden tolerar pequeñas cantidades de leche sin efectos adversos. Además, existen alimentos con bajo contenido de lactosa, como quesos curados, mantequilla, yogur y productos fermentados, así como leche deslactosada o tratada con lactasa.

Los suplementos de lactasa en tabletas o gotas pueden ser útiles para quienes deseen consumir lactosa sin experimentar síntomas. Sin embargo, es importante tener en cuenta las necesidades nutricionales, ya que eliminar por completo los lácteos puede reducir la ingesta de calcio, vitamina D, riboflavina y proteínas. Para mantener una dieta equilibrada, se recomienda consumir alimentos ricos en calcio, como verduras de hoja verde, ostras, sardinas, salmón enlatado, camarones y brócoli.

Beber jugos fortificados con calcio y tomar suplementos de calcio con vitamina D, bajo supervisión médica, son alternativas para asegurar una ingesta adecuada de nutrientes esenciales. El pronóstico es generalmente positivo para quienes ajustan su dieta, con una mejora significativa en los síntomas al evitar la lactosa. En casos donde la intolerancia es causada por enfermedades intestinales temporales, la función de la lactasa puede restaurarse con el tiempo.

Aunque no existe una forma conocida de prevenir la intolerancia a la lactosa, evitar los alimentos que la contienen puede ayudar a reducir los síntomas y mejorar la calidad de vida de quienes padecen esta afección. Comprender las causas, síntomas y opciones de tratamiento es clave para manejar eficazmente la intolerancia a la lactosa.

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