Un tratamiento innovador para el Alzheimer podría provenir de un lugar inesperado: el gas xenón. Un reciente estudio realizado en ratones, liderado por científicos del Hospital Brigham and Women’s y la Universidad de Washington, encontró que este gas podría reducir la inflamación y el encogimiento cerebral asociado con la enfermedad neurodegenerativa.
Los resultados fueron publicados en Science Translational Medicine, y ahora los investigadores planean iniciar ensayos en humanos para evaluar su potencial terapéutico.
El gas xenón ya se utiliza en medicina como anestésico y en técnicas de diagnóstico por imágenes. Además, investigaciones previas sugirieron que puede proteger el cerebro y, en ensayos experimentales, se exploró su uso en trastornos como la depresión. Aunque estos estudios sobre la depresión no han sido concluyentes, su capacidad para atravesar la barrera hematoencefálica —un mecanismo de protección del cerebro que bloquea la entrada de muchas drogas— ha despertado el interés de los científicos para explorar su efecto en el Alzheimer.
Resultados prometedores en ratones
En el estudio, los investigadores administraron gas xenón a ratones modificados genéticamente para desarrollar características similares al Alzheimer. Los resultados mostraron que el gas activaba una respuesta protectora en las microglías, las células inmunes del cerebro. Esta activación redujo la inflamación y la atrofia cerebral, además de mostrar indicios de disminución en las placas amiloides, un marcador clave del Alzheimer.
"Es un descubrimiento muy novedoso que muestra que, al inhalar un gas inerte, se puede obtener un efecto neuroprotector significativo", destacó Oleg Butovsky, neurólogo del Brigham and Women’s Hospital y profesor de la Facultad de Medicina de Harvard. Según el experto, una de las principales limitaciones en la investigación de tratamientos para el Alzheimer es la dificultad de diseñar medicamentos que atraviesen la barrera hematoencefálica, algo que el gas xenón puede lograr.
Próximo paso: ensayos en humanos
Motivados por estos resultados, los científicos planean iniciar un ensayo clínico en fase 1 para evaluar la seguridad y los efectos inmunológicos del xenón en personas sanas. De ser exitoso, este avance podría allanar el camino hacia nuevos tratamientos para el Alzheimer y otras enfermedades neurológicas.
"Si el ensayo clínico tiene buenos resultados, las posibilidades para el uso del gas xenón son enormes", señaló Howard Weiner, co-director del Centro Ann Romney de Enfermedades Neurológicas. Según él, este enfoque podría abrir nuevas oportunidades terapéuticas para pacientes con enfermedades neurológicas debilitantes.
Aunque estos hallazgos aún están en una etapa inicial, ofrecen una prometedora dirección en la búsqueda de tratamientos efectivos contra el Alzheimer.