La infertilidad, un tema que antes se limitaba a consultas médicas privadas, ha emergido como una preocupación pública en Estados Unidos.
Personalidades como Donald Trump y Robert F. Kennedy Jr. lo han denominado una "crisis", lo que ha generado debate. Sin embargo, ¿realmente estamos enfrentando un problema grave o se trata de una exageración?
La tasa de fertilidad en EE. UU. alcanzó un mínimo histórico en 2023, con solo 54 nacimientos por cada 1000 mujeres en edad reproductiva. Además, la tasa global de fertilidad ha caído a 1.6 hijos por mujer, muy por debajo del nivel necesario para mantener la población. Sin embargo, estas cifras no distinguen entre quienes eligen no tener hijos y quienes tienen dificultades para concebir.
Aunque las tasas de infertilidad no han variado mucho en las últimas décadas (2.4 millones de mujeres casadas reportaron infertilidad entre 2015 y 2019), otros datos sugieren un aumento en las dificultades para concebir. Entre las mujeres de 15 a 49 años, los problemas de fertilidad crecieron del 10% en 1995 al 13.4% en 2019.
Algunos factores que influyen en esta situación incluyen:
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Retraso en la maternidad: La edad promedio del primer hijo ha subido a 27.3 años, lo que incrementa las dificultades debido a la disminución de la fertilidad femenina después de los 37 y masculina después de los 35.
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Aumento de la obesidad: Tres de cada cuatro adultos en EE. UU. tienen sobrepeso u obesidad, lo que afecta la ovulación y la calidad del esperma, además de estar vinculado a trastornos como el síndrome de ovario poliquístico, que impacta negativamente la fertilidad.
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Enfermedades de transmisión sexual (ETS): Infecciones como la clamidia y gonorrea, si no se tratan, pueden causar daño irreparable a las trompas de Falopio.
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Exposición a productos químicos: Sustancias como los ftalatos y el bisfenol A, presentes en productos cotidianos, son disruptores endocrinos que interfieren con las hormonas y afectan la salud reproductiva.
A pesar del descenso en las tasas de fertilidad, algunos expertos advierten que etiquetar esta situación como una "crisis" podría ser prematuro. Jorge Chavarro, de la Escuela de Salud Pública de Harvard, señala que medir la intención de concebir a nivel poblacional es complicado, y además, los cambios en el comportamiento social y económico también tienen un impacto importante.