La depresión es mucho más que simplemente sentirse triste o tener un mal día. Cuando la tristeza persiste o interfiere con las actividades cotidianas, podría tratarse de depresión, advierten los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos.
El Instituto Nacional de Salud Mental (NIMH) de Estados Unidos destaca varios signos y síntomas de la depresión, tales como:
- Sentimientos persistentes de tristeza, ansiedad o vacío;
- Sentimientos de desesperanza, pesimismo, culpabilidad, inutilidad o impotencia;
- Pérdida de interés o placer en las actividades y pasatiempos;
- Fatiga, disminución de energía o sensación de lentitud;
- Dificultad para concentrarse, recordar o tomar decisiones;
- Dificultad para dormir, despertándose muy temprano o durmiendo demasiado;
- Cambios en el apetito o en el peso sin haberlo planificado;
- Dolores y molestias, dolor de cabeza, calambres o problemas digestivos sin una causa física aparente, o que no se alivian con tratamiento;
- Pensamientos de suicidio o intentos de suicidio.
Además, la depresión puede implicar otros cambios en el estado de ánimo o el comportamiento, como:
- Estar más enojado o irritable;
- Sentirse inquieto o nervioso;
- Volverse retraído, negativo o desapegado;
- Participar en actividades de alto riesgo;
- Ser más impulsivo;
- Consumir más alcohol o drogas;
- Aislarse de familiares y amigos;
- No poder cumplir con responsabilidades o pasar por alto funciones importantes;
- Tener problemas con el deseo o el rendimiento sexual.
No todas las personas con depresión presentan todos estos síntomas, ya que pueden variar entre individuos.
Es importante recordar que solo un profesional puede diagnosticar la depresión, pero si sospechas que la padeces, es fundamental buscar ayuda, ya sea con un médico de atención primaria, un psicólogo o un psiquiatra.