El bruxismo, una afección que afecta la articulación temporomandibular (ATM) y provoca el apretamiento involuntario de los dientes, es más frecuente de lo que se cree. Aunque puede ocurrir durante el día, suele manifestarse con mayor intensidad por la noche, afectando significativamente la calidad de vida de quienes lo sufren.
Este trastorno no solo desgasta los dientes, sino que también genera dolor mandibular, cefaleas y molestias en los oídos. Conoce cómo identificarlo y qué medidas tomar para combatirlo.
El principal factor detrás del bruxismo es el estrés. Esta condición, de origen psicológico y emocional, también puede agravarse debido a malos hábitos alimentarios y la falta de descanso, lo que aumenta la tensión muscular y empeora los síntomas.
Síntomas principales
Las personas que padecen bruxismo pueden experimentar:
- Desgaste dental debido al movimiento continuo de los dientes superiores sobre los inferiores.
- Dolor mandibular e inflamación en la ATM.
- Cefaleas derivadas de la sobrecarga muscular.
- Dolor de oídos, relacionado con la conexión entre la ATM y el canal auditivo.
5 ejercicios para aliviar la tensión mandibular
Incorporar una rutina de ejercicios puede ser útil para controlar el bruxismo. Aquí tienes algunas técnicas recomendadas:
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Meditación y relajación: Dedica un minuto al día para concentrarte en tu respiración. Túmbate en una posición cómoda, cierra los ojos y enfócate en tu inhalación y exhalación. Este ejercicio ayuda a reducir el estrés y mejorar tu estado emocional.
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Masaje de la ATM: Relaja la musculatura con movimientos suaves que favorezcan la descompresión de los cóndilos y mejoren la circulación sanguínea.
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Tirón de orejas: Esta técnica de osteopatía craneal ayuda a descomprimir el hueso temporal, clave para la ATM. Solo debes traccionar suavemente los lóbulos hacia abajo hasta sentir una ligera resistencia.
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Movilización mandibular: Realiza ejercicios de apertura y cierre de la boca, así como movimientos laterales, para estirar la musculatura involucrada.
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Estiramientos cervicales: Inclina la cabeza hacia un lado hasta sentir una ligera tensión y mantenla durante 30 segundos. Combina este ejercicio con respiraciones profundas para una relajación total.