La tos ferina, o pertussis, ha resurgido como una preocupación durante la temporada invernal debido a su similitud inicial con otras enfermedades respiratorias, como el COVID-19.
No obstante, la Secretaría de Salud Federal aclara que esta afección es causada por la bacteria Bordetella pertussis, por lo que requiere un tratamiento específico para prevenir complicaciones graves, especialmente en bebés y niños pequeños.
¿Qué es la tos ferina y cómo se transmite?
Se trata de una infección bacteriana altamente contagiosa que afecta las vías respiratorias, provocando ataques de tos intensos y persistentes. Estos episodios pueden generar dificultad para respirar y un sonido característico al inhalar después de toser.
La bacteria se propaga principalmente a través del contacto directo con personas infectadas o al tocar superficies contaminadas y luego llevarse las manos al rostro. Los niños pequeños son particularmente vulnerables, y en casos graves, pueden requerir hospitalización.
Tratamiento: ¿Qué hacer ante un diagnóstico de tos ferina?
Si presentas síntomas compatibles con esta enfermedad, es fundamental acudir al médico. El diagnóstico se confirma mediante exámenes físicos, pruebas de laboratorio o radiografías de tórax. Una vez identificada la infección, el tratamiento incluye:
- Antibióticos: Reducen la duración de la enfermedad y disminuyen el riesgo de contagio.
- Hidratación adecuada: Beber líquidos en abundancia para aliviar la tos; en casos graves, se puede administrar suero intravenoso.
- Reposo y uso de cubrebocas: Ayudan a la recuperación y previenen la propagación del virus a otras personas.
Síntomas a los que debes prestar atención
Los primeros signos pueden confundirse con un resfriado común, incluyendo secreción nasal, fiebre leve y tos ocasional. Sin embargo, con el tiempo, los ataques de tos se intensifican y pueden durar hasta 10 semanas o más, dificultando la alimentación, la hidratación y el descanso. Estos episodios suelen presentarse con mayor frecuencia durante la noche.
Prevención: La importancia de la vacunación
La mejor forma de protegerse contra la tos ferina es mediante la vacunación. En México, la vacuna pentavalente acelular se aplica en cuatro dosis (a los 2, 4, 6 y 18 meses de edad) y protege contra esta enfermedad, además de la difteria, el tétanos, la poliomielitis y la influenza tipo B. Posteriormente, se administra un refuerzo con la vacuna DPT a los 4 años.
Medidas de higiene para reducir el riesgo de contagio
Para prevenir la propagación de la enfermedad, es fundamental:
- Lavarse las manos con frecuencia con agua y jabón.
- Desinfectar superficies de uso común.
- Evitar el contacto cercano con personas que presenten síntomas respiratorios.
Duración y recuperación
La tos ferina puede ser contagiosa durante aproximadamente dos semanas desde el inicio de los síntomas. Sin embargo, el uso de antibióticos ayuda a reducir este período. La recuperación total varía según la gravedad del caso, pudiendo extenderse varias semanas.