Al comprar agua embotellada, es común ver una fecha de caducidad o de consumo preferente en la etiqueta, lo que genera dudas sobre si el agua realmente caduca o sigue siendo segura después de esa fecha.
Los expertos en salud y normativas alimentarias explican que, aunque el agua no se descompone como los alimentos, el almacenamiento y el material del envase pueden afectar su calidad con el tiempo.
Según la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU. (FDA), el agua embotellada no tiene una fecha de vencimiento estricta, ya que no favorece el crecimiento de bacterias o moho. Sin embargo, la fecha indicada en la etiqueta señala el período durante el cual el agua mantiene su mejor sabor y calidad.
El problema radica en el envase. Con el tiempo, el plástico de las botellas puede liberar sustancias químicas al agua, especialmente si se ha expuesto a temperaturas altas o se ha almacenado de manera inapropiada. Esto puede alterar el sabor y, en algunos casos, afectar la seguridad del agua.
La FDA y otros organismos de salud sugieren consumir el agua embotellada dentro de los dos años posteriores a la fecha impresa en la etiqueta para garantizar la mejor calidad. La clave para mantener su pureza es un almacenamiento adecuado.
Para evitar que el agua pierda calidad, se recomienda:
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Guardarla en un lugar fresco y oscuro, lejos de la luz solar y fuentes de calor.
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No reutilizar botellas de plástico de un solo uso, ya que pueden liberar microplásticos.
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Mantener la botella cerrada una vez abierta y consumirla en pocos días.
En el caso de los garrafones, si se almacenan correctamente, sin exposición a la luz o el calor, pueden conservarse por semanas o incluso meses. No obstante, una vez abiertos, es recomendable consumirlos en un máximo de 10 a 15 días para evitar contaminación por microorganismos.
En resumen, el agua embotellada no caduca como otros productos, pero su calidad puede verse afectada por el tiempo y las condiciones de almacenamiento. Para garantizar su seguridad, es importante verificar no solo la fecha en la etiqueta, sino también las condiciones en las que se ha conservado.