El sarampión ha alcanzado niveles alarmantes en Europa y Asia Central en 2024, con 127,350 casos reportados, lo que representa el mayor número en los últimos 25 años, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) y UNICEF. Este aumento, relacionado con la disminución de la cobertura de vacunación, marca un grave retroceso en los esfuerzos para controlar esta enfermedad altamente contagiosa.
Más del 40% de los afectados son niños menores de cinco años, y la mitad de los casos han requerido hospitalización. Además, al menos 38 personas han muerto debido al sarampión, una enfermedad prevenible con la vacuna. La región concentra un tercio de los casos globales de sarampión, con países como Rumanía y Kazajistán registrando las tasas más altas de incidencia.
La pandemia de Covid-19 ha tenido un impacto negativo en los programas de vacunación, exacerbando las brechas existentes. En 2023, alrededor de medio millón de niños no recibieron la primera dosis de la vacuna contra el sarampión (MCV1), dejando a una generación vulnerable. Además, la desinformación y la desconfianza hacia las vacunas en diversas comunidades han intensificado este problema.
Históricamente, la región experimentó un pico de casos en 1997 con 216,000 contagios, seguido de una disminución significativa hasta 2016, cuando los casos cayeron a un mínimo de 4,400. Sin embargo, los brotes resurgieron en 2018 y 2019, y la tendencia al alza ha continuado.
En España, se han reportado 220 casos en 2024, lo que equivale a una incidencia de 4.59 casos por millón de habitantes. Aunque estas cifras sitúan al país en una posición relativamente baja dentro de la región, contrastan con los más de 30,000 casos en Rumanía, el país con mayor incidencia.
La cobertura de vacunación sigue siendo un desafío en varios países. En Bosnia y Herzegovina y Montenegro, por ejemplo, menos del 50% de los menores han recibido la primera dosis en los últimos cinco años, mientras que en Rumanía la cobertura está por debajo del 80%.
La OMS y UNICEF han instado a los gobiernos a reforzar la vigilancia epidemiológica y los programas de inmunización para cerrar estas brechas. Entre las medidas recomendadas se incluyen:
- Implementación de campañas de vacunación de emergencia en zonas con brotes activos.
- Fortalecimiento de los sistemas de salud y capacitación del personal sanitario.
- Estrategias para recuperar la confianza pública en las vacunas.
Estas iniciativas cuentan con el apoyo de la Unión Europea, la Alianza GAVI y los gobiernos nacionales, en un esfuerzo conjunto para frenar la propagación del sarampión y proteger a las poblaciones más vulnerables.