El estrés crónico no solo afecta nuestra mente, sino que también impacta gravemente en la salud física. El cortisol, una hormona clave en la respuesta al estrés, desempeña un papel crucial, pero sus niveles elevados y prolongados pueden causar una serie de problemas en el cuerpo. Aquí te detallo algunos síntomas comunes que podrían ser señales de un exceso de cortisol:
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Espasmos o tics en los ojos: Movimientos involuntarios que reflejan cómo los músculos reaccionan al estrés excesivo.
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Hinchazón facial o "cara de luna": Retención de líquidos, especialmente en la cara y abdomen, debido a desequilibrios en el manejo de agua y sal por el cortisol.
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Distensión abdominal: Problemas digestivos como gases y pesadez, generados por la influencia del cortisol en el sistema digestivo.
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Piel fina y frágil: El cortisol debilita la estructura de la piel, haciéndola más susceptible a lesiones o moretones sin causa aparente.
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Caída del cabello: Alteraciones hormonales, como los cambios en testosterona y estrógeno, afectan el ciclo de crecimiento del cabello, provocando su caída.
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Visión borrosa y ojos secos: Problemas circulatorios entre el ojo y el cerebro pueden alterar la visión, así como causar sensibilidad a la luz.
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Niebla cerebral: Dificultad para concentrarse, olvidar cosas o sentir confusión, efectos comunes del cortisol elevado en el cerebro.
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Tinnitus o zumbido en los oídos: Un sonido molesto en los oídos debido a la alteración de la circulación y nervios relacionados con el cortisol.
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Dolor en el pecho: La presión arterial elevada y la contracción de arterias debido al cortisol pueden causar molestias similares a las de un ataque al corazón.
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Fatiga constante: El cortisol desregula los ciclos naturales de energía, lo que puede dejar a la persona agotada durante el día.
Es importante reconocer estas señales a tiempo y buscar formas de manejar el estrés para evitar que los efectos del cortisol afecten nuestra salud a largo plazo.