Uso de pantallas en niños y adolescentes: nada hasta los 6 años

El uso excesivo de pantallas ha generado preocupación por sus efectos en la salud, especialmente en niños y adolescentes, quienes se encuentran en pleno desarrollo físico y mental. La Asociación Española de Pediatría (AEP) ha actualizado sus recomendaciones en 2024, centrándose en la prevención de los impactos negativos de las pantallas en la salud y el bienestar infantil. Los efectos negativos más destacados incluyen:

Efectos negativos del uso excesivo de pantallas:

Menos horas de sueño y menor calidad del mismo.
Dietas poco saludables.
Actividad física insuficiente.
Aumento del riesgo cardiovascular.
Fatiga visual, que favorece la miopía y el estrabismo.
Disminución del volumen cerebral.

Impacto en los padres y su relación con los hijos:

Estudios han demostrado una fuerte asociación entre el tiempo que los padres pasan frente a la pantalla y el de sus hijos, especialmente durante las comidas y en el dormitorio. El uso excesivo de pantallas por parte de los padres puede dificultar la interpretación de las necesidades de los hijos, generando malestar, rabietas y alteraciones en la conducta infantil y adolescente.

Impacto en el neurodesarrollo:

El uso excesivo de pantallas también afecta el neurodesarrollo de los niños y adolescentes, incrementando el riesgo de dificultades cognitivas graves.

Nuevas recomendaciones de la AEP:

La AEP ha actualizado sus recomendaciones para el uso de pantallas en niños y adolescentes:

De 0 a 6 años: Cero pantallas. Anteriormente, se recomendaba cero pantallas hasta los 2 años. En esta franja de edad no existe un tiempo seguro de exposición a pantallas, aunque se pueden usar en situaciones excepcionales, como para el contacto social supervisado (ej., video llamadas).
De 7 a 12 años: Limitar el uso a menos de una hora diaria, incluyendo tiempo escolar y de tareas. Se debe priorizar actividades deportivas, relaciones cara a cara, contacto con la naturaleza, y hábitos saludables de sueño y alimentación.
De 13 a 16 años: Limitar el uso de pantallas a menos de dos horas diarias, incluyendo tiempo escolar y de tareas. Es recomendable instalar herramientas de control parental en los dispositivos y priorizar teléfonos sin acceso a internet.

Recomendaciones para políticas públicas:

La AEP enfatiza que el apoyo del gobierno y el sistema educativo es esencial para que estas recomendaciones sean efectivas. La asociación subraya que la responsabilidad de proteger a los niños del impacto negativo de las pantallas no debe recaer únicamente en las familias, ya que muchas carecen de los recursos necesarios. Por ello, la AEP insta a declarar el uso excesivo de pantallas como un problema de salud pública, para que se implementen medidas preventivas desde los niveles gubernamental y educativo, especialmente para los menores de colectivos vulnerables.

En conclusión, el uso excesivo de pantallas es una preocupación creciente y la AEP continúa promoviendo medidas de prevención para proteger el desarrollo físico, mental y social de los niños y adolescentes.