Un implante permite jugar a un videojuego a una persona con parálisis cerebral

Un equipo de investigadores ha logrado un avance significativo en el campo de las interfaces cerebro-ordenador al permitir que una persona con parálisis cerebral controle los movimientos de sus dedos a través de un implante.

Esta interfaz, desarrollada por investigadores de la Universidad de Michigan-Ann Arbor, tiene la capacidad de detectar y decodificar las señales neuronales asociadas a los movimientos de los dedos, lo que permitió a la persona participar en un videojuego controlado por los movimientos de su mano virtual.

El implante se colocó en el giro precentral izquierdo del cerebro, una región responsable del control motor de las manos. Mediante el uso de algoritmos de aprendizaje automático, el sistema decodificó las señales neuronales para predecir los movimientos de los dedos, permitiendo un nivel de precisión y libertad de movimiento que no se había logrado previamente. Este avance es importante, ya que las interfaces cerebro-ordenador previas habían tenido dificultades para manejar movimientos complejos como los de los dedos.

Los investigadores ampliaron la aplicación del sistema para controlar un dron virtual en un videojuego, utilizando los movimientos de los dedos descodificados para controlar la velocidad y dirección del dron a través de obstáculos. Este desarrollo abre nuevas posibilidades para mejorar la vida social y recreativa de las personas con discapacidades motoras severas, como aquellos con parálisis cerebral, que a menudo se ven limitados en actividades como los videojuegos, a pesar de que se satisfacen muchas de sus necesidades básicas.

Aunque los resultados son prometedores, los expertos advierten que esta investigación se realizó en un solo paciente, por lo que se necesitan más estudios para validar estos resultados. Además, el control sigue siendo unidireccional, es decir, la información fluye del cerebro al dispositivo, sin retroalimentación sensorial, lo que limita la capacidad para controlar interfaces más complejas.

A pesar de estas limitaciones, el avance plantea un futuro esperanzador para la mejora de la calidad de vida de las personas con discapacidades motoras, particularmente aquellas con lesiones de la médula espinal, y podría abrir la puerta a más aplicaciones recreativas y sociales, además de las terapéuticas.