¿Te ha pasado que tus abuelitos repiten las mismas historias una y otra vez o se olvidan de cosas importantes? Aunque muchas veces lo asociamos al envejecimiento normal, podría ser señal de algo más grave: la demencia. Esta enfermedad afecta a millones de personas a nivel mundial y se presenta en diversas formas, que aunque comparten algunos síntomas, son bastante diferentes entre sí. Conocerlas es crucial para actuar a tiempo y mejorar la calidad de vida de quienes la padecen.
La demencia no es solo una consecuencia de la edad, sino una condición neurológica que altera la memoria, el pensamiento y el comportamiento. Aunque no tiene cura, su detección temprana facilita una mejor planificación de los cuidados y ayuda a aliviar algunos de sus efectos. Por eso, es importante diferenciar entre los tipos de demencia, así como comprender sus causas, síntomas y tratamientos disponibles.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), alrededor de 55 millones de personas en el mundo viven con demencia, y cada año se registran casi 10 millones de nuevos casos. Sin embargo, pese a su prevalencia, sigue siendo un tema rodeado de tabúes y desinformación. A continuación, te hablaremos sobre los tipos más comunes de demencia y lo que los hace distintos entre sí.
Enfermedad de Alzheimer
La enfermedad de Alzheimer es la forma más conocida y común de demencia, representando entre el 60% y el 80% de los casos. Su principal causa son depósitos anormales de proteínas, como las placas amiloides y los ovillos neurofibrilares, que afectan las conexiones neuronales. Esto provoca una pérdida progresiva de memoria, dificultades para realizar tareas cotidianas y cambios en la personalidad.
Este tipo de demencia suele desarrollarse gradualmente, y al principio, los síntomas pueden parecer simples olvidos o distracciones. Sin embargo, con el tiempo, el deterioro cognitivo se vuelve más evidente, afectando no solo a quien la padece, sino también a sus familiares y cuidadores.
Demencia vascular
La demencia vascular es la segunda más común y está relacionada con problemas en la circulación sanguínea del cerebro. Representa aproximadamente el 10% de los casos y puede aparecer después de un accidente cerebrovascular (ACV) o debido a condiciones que dañan los vasos sanguíneos, como la hipertensión o la diabetes.
Los síntomas varían dependiendo de las áreas del cerebro afectadas, pero suelen incluir dificultad para concentrarse, pérdida de memoria y problemas para planificar o tomar decisiones. La detección temprana puede ayudar a manejar sus efectos y prevenir mayores daños.
Demencia con cuerpos de Lewy
La demencia con cuerpos de Lewy, menos conocida pero igualmente desafiante, se caracteriza por la acumulación de una proteína anormal llamada alfa-sinucleína en las neuronas. Sus síntomas incluyen alucinaciones, trastornos del sueño, rigidez muscular y problemas de movimiento similares a los del Parkinson.
Este tipo de demencia también afecta la memoria y el pensamiento, pero lo que más la distingue son las alucinaciones visuales y los episodios de confusión, que pueden variar durante el día. Es importante buscar atención médica especializada para confirmar el diagnóstico y recibir el tratamiento adecuado.
Demencia frontotemporal
La demencia frontotemporal afecta principalmente los lóbulos frontal y temporal del cerebro, que son responsables del lenguaje, el comportamiento y la personalidad. Este tipo de demencia puede aparecer a edades más tempranas que otras formas, incluso en personas de 40 o 50 años.
Sus síntomas incluyen cambios drásticos en la personalidad, comportamientos inapropiados y dificultades para encontrar las palabras adecuadas al hablar. Aunque no es tan común como el Alzheimer, su impacto emocional y social es igualmente significativo.