Una reciente revisión de la evidencia pone en duda la efectividad del ejercicio para aliviar el dolor asociado con la osteoartritis de rodilla. El equipo de investigación, dirigido por Belinda Lawford, investigadora en fisioterapia de la Universidad de Melbourne, concluyó que el ejercicio probablemente mejora el dolor, la función física y la calidad de vida a corto plazo.
Sin embargo, estos beneficios no fueron lo suficientemente significativos como para ser considerados clínicamente importantes, según los umbrales utilizados en el estudio.
La revisión, publicada en la Biblioteca Cochrane, incluyó datos de 139 ensayos clínicos previos con casi 12,500 participantes. A pesar de que los resultados mostraron mejoras en las áreas de dolor (de 8,7 a 13,1 puntos), función física (de 9,7 a 12,5 puntos) y calidad de vida (de 4,2 a 6,1 puntos), estos cambios no cumplían con las puntuaciones mínimas necesarias para considerarse de importancia clínica, es decir, aquellos que realmente marcarían una diferencia significativa en la vida de los pacientes.
Los beneficios serían más notables si el dolor mejorara en 12 puntos, la función física en 13 puntos y la calidad de vida en 15 puntos. Sin embargo, los resultados de la revisión sugieren que los beneficios del ejercicio podrían no ser lo suficientemente grandes como para causar un cambio sustancial en los síntomas de los pacientes.
Los investigadores también señalaron que muchos de los estudios revisados eran de mala calidad o tenían tamaños de muestra pequeños, lo que podría haber exagerado los beneficios del ejercicio en el tratamiento de la osteoartritis de rodilla. Aunque el ejercicio sigue siendo una recomendación común, los resultados sugieren que sus efectos en el dolor de rodilla podrían ser menores de lo que se pensaba originalmente.