El gas xenón podría convertirse en un tratamiento inesperado para la enfermedad de Alzheimer. Un estudio experimental ha mostrado que la inhalación de este gas reduce la neurodegeneración y aumenta la protección en modelos preclínicos de la enfermedad. Estos resultados han motivado a los investigadores a diseñar un ensayo clínico en pacientes, lo que marca un primer paso prometedor.
El estudio, realizado por la Facultad de Medicina de la Universidad General Brigham y Washington en San Luis, investigó el uso del gas xenón, descubriendo que su inhalación suprime la neuroinflamación, reduce la atrofia cerebral y favorece estados neuronales protectores en modelos de ratón con Alzheimer. Los hallazgos fueron publicados en Science Translational Medicine, y se espera que un ensayo clínico de fase 1 en voluntarios sanos comience a principios de 2025.
Hasta ahora, los tratamientos para el Alzheimer se enfocan principalmente en las placas amiloides y los ovillos de tau acumulados en el cerebro.
El gas xenón, conocido por su uso en medicina humana como anestésico y neuroprotector, ha mostrado un efecto protector en modelos animales de la enfermedad de Alzheimer, superando una de las principales dificultades en la investigación de esta enfermedad: la barrera hematoencefálica. El gas xenón puede atravesar esta barrera y llegar al cerebro, donde modula la respuesta de la microglia, células inmunitarias clave en el cerebro, favoreciendo la eliminación de amiloide y mejorando la cognición.
Este avance podría ofrecer un enfoque terapéutico innovador que modifique la actividad microglial y reduzca la neurodegeneración. Si el ensayo clínico tiene éxito, el uso del gas xenón podría abrir nuevas puertas para el tratamiento de enfermedades neurológicas.