Enero es el mes en que muchos establecen propósitos, pero a menudo los abandonan antes de que pasen los primeros quince días del año.
Entre los propósitos más comunes se encuentra dejar de fumar, un objetivo que ahora se extiende al vapeo, la alternativa popular al tabaco, pero igualmente perjudicial para la salud.
El experto en tabaquismo Antoni Baena, profesor de los Estudios de Ciencias de la Salud en la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), aclara que no existe evidencia científica que respalde que el cigarrillo electrónico sea menos dañino. De hecho, los pocos estudios disponibles no ofrecen conclusiones claras, y aún menos investigaciones a largo plazo, ya que el fenómeno del vapeo es relativamente reciente en comparación con el consumo de tabaco.
A pesar de la falta de estudios concluyentes, la ciencia ha identificado varios riesgos del vapeo. Los principales componentes del cigarrillo electrónico incluyen la nicotina, altamente adictiva, y sustancias como el polietilenglicol y el propilenglicol, que, al ser calentadas e inhaladas, liberan formaldehídos, acetaldehídos y acroleínas, que son cancerígenos y dañinos para los pulmones. Además, los aditivos y los saborizantes, como el mentol, generan aldehídos cancerígenos cuando se descomponen térmicamente. Estos productos no solo son peligrosos para quienes los inhalan, sino también para los que se encuentran cerca, los llamados "vapeadores pasivos".
El cigarrillo electrónico también ha sido identificado como una puerta de entrada al tabaquismo tradicional, especialmente entre los jóvenes. El tabaquismo sigue siendo la principal causa de muerte evitable en los países desarrollados, y el vapeo contribuye a este problema al retrasar el abandono del hábito.
Para quienes buscan dejar de fumar o vapear, el profesor Baena propone ocho pasos respaldados científicamente para aumentar las posibilidades de éxito:
- Tener claro el motivo y el objetivo: mejorar la salud y evitar la adicción.
- Establecer una fecha de inicio y desechar todo lo relacionado con el vapeo.
- Identificar los momentos, emociones y situaciones que favorecen el consumo y evitarlas hasta controlarlas.
- Buscar ayuda profesional y el apoyo de familiares y amigos.
- Consultar con un profesional sobre tratamientos farmacológicos y psicológicos para dejar de fumar.
- Romper rutinas y mantenerse ocupado para evitar el impulso de vapear.
- Practicar deporte para notar las mejoras físicas de dejar de fumar o vapear.
- Felicitarse por el esfuerzo y el progreso.
Si se tuviesen que seleccionar solo cinco razones para dejar de vapear, Baena menciona las siguientes:
- El impacto directo y claro sobre la salud.
- La presencia de nicotina en muchos líquidos, aunque no siempre se indique, lo que provoca adicción.
- La falta de conocimiento sobre los efectos a largo plazo del vapeo.
- El impacto ecológico, especialmente con los productos desechables, que están siendo prohibidos en varios países.
- El vapeo no ayuda a dejar de fumar, sino que fomenta el consumo dual (tabaco y vapeo).