Los principales factores de riesgo para la salud cardiovascular, como la obesidad, la diabetes y la hipertensión, continúan en aumento en Estados Unidos, según el informe anual de la Asociación Americana del Corazón (AHA, por sus siglas en inglés).
Este incremento está dificultando los esfuerzos para reducir la mortalidad por enfermedades del corazón, ataques cardíacos, accidentes cerebrovasculares y otras afecciones cardiovasculares graves, de acuerdo con el informe publicado el 27 de enero en la revista Circulation de la AHA.
En 2022, último año con datos completos disponibles, se registró un leve aumento en las muertes relacionadas con el corazón. Según el informe de Estadísticas de Enfermedades Cardiacas y Accidentes Cerebrovasculares de 2025, hubo 941,652 fallecimientos por causas cardíacas, lo que representa un incremento de más de 10,000 muertes en comparación con las 931,578 registradas en 2021.
Aunque el informe señala que las cifras parecen estabilizarse tras el incremento observado durante la pandemia de COVID-19, las enfermedades cardiovasculares siguen siendo la principal causa de muerte en el país. De hecho, una persona fallece por enfermedad del corazón cada 34 segundos, lo que equivale a casi 2,500 muertes diarias, según el Dr. Keith Churchwell, presidente voluntario de la AHA.
"Estas cifras deberían preocuparnos a todos, ya que muchas de las personas que fallecen son familiares y amigos", expresó Churchwell en un comunicado. Además, destacó que las enfermedades cardiovasculares superan en mortalidad a la combinación de todos los tipos de cáncer y muertes accidentales, que son la segunda y tercera causa de muerte en el país, respectivamente.
El progreso en la lucha contra las enfermedades del corazón se ha desacelerado debido a la tendencia creciente de factores de riesgo clave, especialmente la obesidad, la diabetes y la hipertensión, según un editorial complementario del Dr. Dhruv Kazi, experto en economía de la salud y director asociado del Centro de Investigación de Resultados en Cardiología del Centro Médico Beth Israel Deaconess, en Boston.
Actualmente, casi el 47% de los adultos en EE. UU. padece hipertensión, más del 72% tiene un peso no saludable y cerca del 42% sufre obesidad. Además, más de la mitad (57%) presenta diabetes tipo 2 o prediabetes.
Si esta tendencia persiste, se estima que, para 2050, más de 180 millones de adultos estadounidenses tendrán obesidad o hipertensión, mientras que el número de personas con diabetes superará los 80 millones, según Kazi.
El informe también resalta desigualdades significativas en los factores de riesgo cardiovascular entre distintos grupos poblacionales:
- La tasa más alta de obesidad se observó en mujeres negras (58%), mientras que la más baja correspondió a mujeres asiáticas (15%).
- La diabetes afectó en mayor proporción a los hombres hispanos (15%) en comparación con las mujeres blancas (8%).
- La hipertensión fue más frecuente en mujeres negras (58%) que en mujeres hispanas (35%).
El exceso de peso tiene un impacto considerable en la longevidad, reduciendo la esperanza de vida hasta en 2.4 años en comparación con un peso saludable, señaló la Dra. Latha Palaniappan, vicepresidenta del comité de actualizaciones estadísticas de la AHA.
"Las mujeres y los adultos negros son quienes más ven afectada su esperanza de vida debido al sobrepeso", indicó Palaniappan, profesora de medicina cardiovascular en la Universidad de Stanford. También advirtió que la obesidad ha superado al tabaquismo como la principal amenaza para la salud pública.
No obstante, el informe destaca algunos avances positivos, como la disminución del consumo de tabaco en el país. Actualmente, menos del 12% de los adultos fuma cigarrillos. Las tasas de tabaquismo han descendido notablemente desde 1965, cuando el 51% de los hombres y el 34% de las mujeres eran fumadores, a aproximadamente 16% y 12%, respectivamente, en 2018.
Otra tendencia favorable es la reducción en los niveles de colesterol alto, probablemente gracias a una mayor concienciación sobre la alimentación y el estilo de vida, así como a la disponibilidad de tratamientos farmacológicos más eficaces, señaló Churchwell.
Además de su impacto en la salud, las enfermedades cardiovasculares generan un alto costo económico. En 2020-2021, EE. UU. destinó 418 mil millones de dólares a la atención médica de estas afecciones, lo que representó el 11% del gasto total en salud del país. De mantenerse la tendencia actual, el costo podría aumentar en un 300% para 2050, alcanzando cerca del 5% del PIB nacional, según Kazi.
Aunque existen nuevos tratamientos para abordar la obesidad y otros factores de riesgo, su alto costo podría limitar el acceso a las personas que más los necesitan. Kazi subrayó que es fundamental garantizar que estos avances sean accesibles y asequibles, especialmente para las poblaciones en mayor riesgo.