Las personas con lupus corren el riesgo de padecer este tipo de enfermedad cardíaca

Las personas con lupus que presentan problemas cutáneos tienen un riesgo significativamente mayor de desarrollar enfermedades cardiovasculares relacionadas con el endurecimiento de las arterias, según un estudio reciente publicado en JAMA Dermatology.

Los pacientes con lupus cutáneo tienen un 72 % más de probabilidades de padecer enfermedad cardiovascular aterosclerótica, caracterizada por la obstrucción y rigidez de las arterias, informaron los investigadores liderados por el Dr. Henry Chen, residente de dermatología en el Centro Médico Southwestern de la Universidad de Texas.

El lupus es una enfermedad autoinmune crónica que genera inflamación en diversas partes del cuerpo, como la piel, las articulaciones y los órganos. Si bien el lupus eritematoso sistémico, su forma más común, ya se ha relacionado con un mayor riesgo de enfermedad cardíaca, los riesgos asociados con el lupus cutáneo no habían sido completamente comprendidos hasta ahora.

En este estudio, se analizaron datos de 2018 a 2020 provenientes de una base de reclamaciones de seguros, que incluyeron a más de 8,100 pacientes con lupus cutáneo, cerca de 25,000 con lupus sistémico, más de 192,500 con psoriasis y casi 81,400 individuos sanos.

El lupus sistémico mostró el mayor impacto en la salud cardíaca, duplicando el riesgo de enfermedad cardíaca en comparación con personas sanas. Sin embargo, el lupus cutáneo también demostró aumentar significativamente este riesgo en un 72 %.

Los autores del estudio recomendaron a los médicos que tratan a pacientes con lupus cutáneo enfatizar la importancia de un estilo de vida saludable para el corazón, incluyendo una dieta equilibrada, actividad física regular y evitar el tabaquismo. Asimismo, sugirieron controles periódicos de presión arterial y colesterol, además de un tratamiento médico oportuno cuando sea necesario.

Estos hallazgos refuerzan la necesidad de monitoreo cardiovascular en personas con cualquier forma de lupus, subrayando la conexión entre enfermedades inflamatorias crónicas y el riesgo cardiovascular.