La vitamina D es esencial para fortalecer el sistema inmunológico, especialmente en épocas de mayor riesgo de enfermedades respiratorias como la influenza. Aunque es conocida por su papel en la salud ósea, esta vitamina también es clave para una adecuada respuesta inmune, ya que ayuda al cuerpo a defenderse mejor de infecciones.
La principal fuente de vitamina D es la exposición al sol, pero también se encuentra en alimentos como pescados grasos, huevos y productos fortificados. Sin embargo, muchas personas presentan deficiencia, especialmente en invierno, lo que puede incrementar la vulnerabilidad a enfermedades.
Además de la vitamina D, los probióticos, presentes en alimentos fermentados como el yogur y el kéfir, son aliados para la salud inmunológica. Estos microorganismos vivos regulan la función inmune y protegen contra infecciones recurrentes, ayudando también a reducir la inflamación crónica y controlar las alergias.
Mantener una dieta equilibrada, rica en frutas, verduras, grasas saludables y proteínas magras, es fundamental para mantener el sistema inmunológico fuerte. El exceso calórico, asociado a un mayor riesgo de infecciones respiratorias, puede ser perjudicial, ya que genera un estado inflamatorio crónico. Además, hábitos como dormir entre 7 y 8 horas, realizar actividad física regular y reducir el estrés son fundamentales para asegurar una respuesta inmune eficiente.
Aunque los suplementos pueden ser útiles en algunos casos, es importante consultar a un nutriólogo antes de recurrir a ellos. Estos profesionales pueden ofrecer recomendaciones personalizadas para optimizar la dieta y asegurar una ingesta adecuada de nutrientes de fuentes naturales, sin depender exclusivamente de suplementos. Una alimentación balanceada y un estilo de vida saludable son las claves para mantener un sistema inmune fuerte y protegerse de infecciones.