Gracias a los avances en las terapias oncológicas, la sobrevida de los pacientes ha aumentado, aunque este progreso ha traído consigo algunos efectos cardiovasculares, según explicó la Dra. Jenniffer A. Swain St. Martin, médica del Servicio de Cardiología del Hospital Español de México.
Durante la conferencia "Prevención en cardio-oncología: cuidando el corazón en el camino del tratamiento oncológico", en el marco del XXXII Ciclo de Conferencias Médicas (CICOM 2024), la especialista destacó que actualmente hay más de 40 millones de sobrevivientes de cáncer en todo el mundo. Aunque esto es positivo, los pacientes ahora enfrentan un nuevo reto: el aumento de morbilidad y mortalidad por causas no oncológicas, principalmente enfermedades cardiovasculares.
La Dra. Swain señaló que los pacientes que han recibido tratamiento oncológico podrían desarrollar enfermedades cardiovasculares debido a los efectos directos e indirectos de las terapias. Utilizando la teoría de los "múltiples golpes", explicó que los pacientes con factores de riesgo cardiovascular previos pueden tener una mayor predisposición a padecer enfermedades cardíacas, incluso de forma subclínica, al experimentar un evento de lesión en el corazón. En el caso de las pacientes con cáncer de mama, por ejemplo, aquellas con factores de riesgo cardiovascular presentan una reserva cardiovascular reducida, lo que las hace más vulnerables a los efectos de los tratamientos oncológicos.
Además, la Dra. Swain destacó que los pacientes que reciben terapias oncológicas pueden ser clasificados en el estadio A de insuficiencia cardiaca, ya que tienen un riesgo elevado de desarrollar esta enfermedad en el futuro.
El objetivo principal de la cardiooncología, una subespecialidad emergente, es permitir que los pacientes reciban el mejor tratamiento oncológico posible de forma segura, minimizando las interrupciones innecesarias en la terapia contra el cáncer y el riesgo de cardiotoxicidad. Esto incluye una vigilancia continua durante todo el tratamiento y después de finalizarlo, ya que la toxicidad cardiaca puede manifestarse hasta 20 años después del tratamiento. La Dra. Swain mencionó que actualmente se observa un incremento de casos en pacientes tratados en su infancia con antraciclinas, quienes desarrollan insuficiencia cardiaca años después del tratamiento.