Los rasgos físicos como el cabello rubio y los ojos claros no son solo características estéticas, sino que tienen un origen profundamente arraigado en la evolución humana, vinculado a la adaptación de los seres humanos a climas extremos a lo largo de la historia. Estos rasgos se desarrollaron debido a mutaciones genéticas específicas que ayudaron a ciertos grupos humanos a sobrevivir y prosperar en condiciones ambientales difíciles.
Un estudio de la Universidad de Stanford señala que la aparición de cabello rubio y ojos claros se debe a una mutación en el gen KITLG, que regula la pigmentación. Esta mutación disminuye la producción de melanina, lo que provoca la aparición de cabello y ojos más claros, y se relaciona con las condiciones de los climas fríos y con poca luz solar. En regiones con baja radiación ultravioleta, como el norte de Europa, estos rasgos ayudan a maximizar la absorción de luz solar, lo que es esencial para la síntesis de vitamina D en un entorno con baja exposición al sol.
La selección natural favoreció la aparición de estos rasgos como una adaptación a las condiciones climáticas de las regiones de altas latitudes, como Escandinavia, donde el sol es escaso durante gran parte del año. Este proceso ayudó a las poblaciones a mantenerse saludables y a sobrevivir en ambientes difíciles.
El origen de los individuos de cabello rubio y ojos claros se encuentra en las poblaciones nórdicas. Durante la Edad Media, los vikingos fueron un grupo destacado por estos rasgos, y su expansión por diversas regiones de Europa contribuyó a la propagación de estas características genéticas, difundiéndolas fuera de su área original. Hoy en día, estos rasgos son más comunes en países escandinavos como Suecia, Noruega e Islandia, con un 80% y 63% de la población, respectivamente, mostrando cabello rubio.
Además, las migraciones hacia América y Australia en los siglos XIX y XX también contribuyeron a la expansión global de estos rasgos. La prevalencia de cabello rubio y ojos claros sigue siendo un recordatorio de cómo la genética y el entorno trabajaron juntos para dar forma a los humanos a lo largo de la historia, y estos rasgos continúan siendo una ventana a la evolución y la cultura de las poblaciones humanas.