El queso es un alimento delicado que requiere un cuidado especial para mantener su sabor y textura. Aunque muchas personas recurren a la heladera o incluso al congelador para conservarlo, estas prácticas pueden afectar su calidad. El frío extremo puede secar el queso, alterar su textura y reducir su sabor. Además, los cambios bruscos de temperatura, como sacarlo y volverlo a meter, provocan condensación, lo que afecta su consistencia y aroma.
El ambiente ideal para guardar el queso
El mejor lugar para conservar el queso es un espacio fresco y oscuro, con una temperatura constante que no supere los 15 °C. Una alacena, bodega o despensa son opciones ideales para este fin. Sin embargo, si debes utilizar la heladera, es importante seguir ciertos pasos:
- Usá papel manteca o encerado: Evita envolverlo en plástico, ya que este atrapa la humedad y favorece el crecimiento de moho.
- Colócalo en los compartimentos menos fríos: La zona de las verduras o la puerta de la heladera son mejores opciones.
Separá los quesos por tipo
Cada queso tiene características únicas que requieren atención especial. Por ejemplo, los quesos blandos como el brie o el camembert liberan gases que pueden influir en el sabor de otros quesos. Por ello, lo mejor es guardarlos en recipientes herméticos o en compartimentos separados para evitar que sus aromas se mezclen.
Prepará el queso antes de consumirlo
Para disfrutar del queso en su mejor estado, es fundamental servirlo a temperatura ambiente. Sacalo de la heladera al menos 30 minutos antes de consumirlo para que recupere su textura, aroma y sabor originales. Este consejo es especialmente útil para quesos duros como el parmesano o quesos artesanales más complejos.
Conclusión
Con estos consejos, podrás mantener tu queso fresco, sabroso y con una textura impecable. Almacenarlo correctamente marcará una gran diferencia en la calidad del producto y te permitirá disfrutarlo al máximo, ya sea en una picada o como parte de una receta especial.