La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de Estados Unidos ha actualizado las regulaciones para los anuncios de medicamentos recetados en televisión y radio, exigiendo que los efectos secundarios y riesgos potenciales se presenten de manera clara, destacada y comprensible.
Este cambio busca acabar con las prácticas actuales, como la rápida enumeración de efectos secundarios al final de los comerciales, que dificulta su comprensión.
Principales estándares de la nueva regla:
- Lenguaje accesible: La información debe ser fácil de entender para el consumidor promedio.
- Audio claro y comprensible: Los efectos secundarios y contraindicaciones deben comunicarse con el mismo ritmo y claridad que el resto del comercial.
- Sincronización del texto: En televisión, el texto sobre los efectos secundarios debe aparecer simultáneamente con el audio y permanecer visible el tiempo suficiente para ser leído.
- Formato legible: El texto debe estar diseñado para facilitar la lectura.
- Evitar distracciones: No se permitirán elementos visuales o audiovisuales que interfieran con la comprensión de los riesgos.
Contexto de la actualización:
La regla se deriva de una ley aprobada en 2007 que otorgó a la FDA mayor autoridad para regular los anuncios de medicamentos recetados. Aunque la FDA propuso estas medidas en 2010, su implementación se retrasó hasta ahora. Las nuevas directrices se aplicarán 180 días después de su publicación oficial, y la FDA comenzará a exigir su cumplimiento en un año.
Alcance y limitaciones:
- Solo aplica a medicamentos recetados: Los suplementos y medicamentos de venta libre seguirán regulados por la Comisión Federal de Comercio.
- Restricciones internacionales: Estados Unidos y Nueva Zelanda son los únicos países que permiten anuncios directos de medicamentos recetados al consumidor, una práctica criticada por organizaciones como la Asociación Médica Estadounidense por contribuir al aumento de los costos y priorizar el marketing sobre la educación.
Este cambio es un paso hacia una mayor transparencia y comprensión por parte de los consumidores, pero plantea dudas sobre si será suficiente para abordar los problemas de fondo relacionados con la publicidad de medicamentos.