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Fentanilo: Este opioide sintético es 50-100 veces más potente que la morfina. Aunque se usa médicamente para tratar el dolor intenso, su abuso ha causado una crisis de sobredosis, especialmente en países como Estados Unidos. Su fabricación ilegal y la mezcla con otras drogas incrementan el riesgo de muerte, ya que dosis muy pequeñas pueden ser letales.
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Heroína: Opioide extremadamente adictivo, la heroína puede ser inyectada, inhalada o fumada. Causa una intensa sensación de euforia seguida de somnolencia. El abuso prolongado puede causar dependencia, además de daños graves al sistema respiratorio y cardiovascular.
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Cocaína: Estimulante que aumenta la energía y la alerta, pero también puede generar paranoia, ansiedad y problemas cardíacos. El uso crónico daña el sistema nervioso central y puede llevar a una adicción severa.
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Metanfetaminas: Estimulantes que generan euforia y aumento de energía, pero su uso a largo plazo provoca insomnio, pérdida de peso extrema y graves problemas dentales.
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Alcohol: Aunque es legal y ampliamente aceptado, el abuso del alcohol puede ocasionar daños en el hígado, corazón y cerebro, y provocar trastornos mentales y emocionales.
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Nicotina: Presente en el tabaco, es altamente adictiva y está vinculada a enfermedades pulmonares, cáncer y problemas cardiovasculares.
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Benzodiacepinas: Medicamentos utilizados para tratar la ansiedad y el insomnio. El uso prolongado puede causar dependencia y efectos secundarios como confusión y pérdida de memoria.
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Opioides: Medicamentos como la morfina y la oxicodona son efectivos para el dolor, pero el abuso puede provocar adicción y sobredosis, además de afectar el sistema respiratorio y el cerebro.
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Cannabis: Aunque no es tan adictivo como otras sustancias, su uso crónico puede alterar la memoria y la función cognitiva, y algunos usuarios desarrollan dependencia.
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LSD: Un alucinógeno que altera la percepción. Aunque no es físicamente adictivo, su uso puede llevar a problemas psicológicos como ansiedad y depresión.
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Éxtasis: Droga sintética que combina efectos estimulantes y alucinógenos. Puede causar deshidratación, hipertermia y daño cerebral a largo plazo.
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Ketamina: Usada recreativamente por sus efectos alucinógenos, la ketamina puede causar daño a la memoria y la vejiga, y su uso prolongado puede causar dependencia psicológica.
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GHB: Depresor del sistema nervioso central utilizado recreativamente, que puede causar sedación profunda y amnesia. El abuso puede ser fatal.
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Inhalantes: Sustancias químicas inhaladas para efectos psicoactivos, que pueden causar daño cerebral permanente y problemas cardíacos. Son especialmente peligrosas para los jóvenes.
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PCP: Un alucinógeno que puede inducir delirios y comportamientos violentos. El uso crónico puede generar dependencia psicológica y problemas mentales graves.
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Barbitúricos: Sedantes utilizados en el tratamiento de la ansiedad y el insomnio. El abuso puede causar dependencia y sobredosis mortales.
Para abordar el problema de las adicciones, es crucial implementar estrategias de prevención, educación, tratamiento y apoyo a las personas afectadas, así como fortalecer la regulación y la concientización sobre los riesgos del abuso de sustancias.