A diferencia de la migración económica de décadas pasadas, la actual movilización de personas que intentan ingresar a Estados Unidos desde diversos países de Latinoamérica y el Caribe responde a una combinación de factores sociales, políticos y climáticos.
Además, la composición de las poblaciones migrantes ha cambiado, ya que, si bien antes predominaban los varones jóvenes, ahora hay una creciente proporción de mujeres en edad reproductiva, niños, familias y personas de diversas edades.
Esta situación representa un gran desafío para los gobiernos de la región, que deben desarrollar políticas públicas para atender las necesidades de estas poblaciones. Para México, en particular, esto se refleja en el tránsito de más de 600,000 migrantes en 2019. Sin embargo, a pesar de los obstáculos adicionales que podrían enfrentar con la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, el sistema de salud mexicano no debería requerir un aumento sustancial en su presupuesto para ofrecer atención a los migrantes.
Un estudio publicado en la revista Salud Pública de México estima el número de migrantes de origen caribeño o latinoamericano que transitan por México entre 2015 y 2021, así como su distribución por sexo. Los datos provienen de diversas fuentes, como el American Community Survey, el Department of Homeland Security, el Customs and Border Protection (Estados Unidos) y la Secretaría de Gobernación (México).
Este estudio, dirigido por expertos de México, Colombia y el Reino Unido, incluyó a todos los migrantes en tránsito, sin importar su estatus (regulares, irregulares, solicitantes de asilo o desplazados). El equipo estimó los casos de las cinco necesidades de salud más frecuentes: infecciones respiratorias agudas, depresión, heridas, cefalea y embarazo. A partir de las prevalencias de estos padecimientos, calcularon los costos de atención con base en las tarifas del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) para no derechohabientes, considerando dos escenarios: uno de atención básica y otro de atención especializada que incluye consultas, radiografías, curaciones y hospitalizaciones.
Los resultados mostraron que, en promedio, se estimaron 29,114 casos de infecciones respiratorias agudas, 11,933 de depresión, 8,686 de heridas, 8,661 de cefalea y 1,369 embarazos. Además, la demanda potencial de atención para estas condiciones fue calculada en 15,677 atenciones para IRA, 7,107 para heridas, 5,221 para depresión, 3,149 para cefalea y 1,369 para embarazos.
El estudio subraya la importancia de contar con recursos adecuados para atender las necesidades de salud de los migrantes, un desafío que requiere de políticas públicas coordinadas y recursos destinados a garantizar la atención médica de esta población vulnerable.