Algunas células cerebrales cambian con la edad, otras no, según un estudio

Un nuevo estudio realizado en ratones ha identificado qué células cerebrales son más vulnerables a los efectos del envejecimiento, lo que podría proporcionar nuevas perspectivas sobre el riesgo de enfermedades cerebrales como la demencia y la enfermedad de Alzheimer.

Publicado en Nature el 1 de enero, el estudio reveló que el envejecimiento afecta de manera desigual a las células del cerebro, con algunas siendo más susceptibles que otras. El Dr. Richard Hodes, director del Instituto Nacional sobre el Envejecimiento (NIA), destacó que estos resultados ofrecen un mapa detallado de qué células cerebrales se ven más afectadas por el envejecimiento. Esto podría cambiar la forma en que los científicos entienden cómo envejece el cerebro y ayudar en el desarrollo de tratamientos para trastornos cerebrales relacionados con la edad.

Los investigadores analizaron las células cerebrales de ratones jóvenes (de 2 meses) y ratones mayores (de 18 meses), comparando la actividad genética de células individuales en 16 regiones cerebrales. Encontraron que el envejecimiento disminuye la actividad de genes relacionados con la salud de las neuronas, especialmente aquellas asociadas con el aprendizaje y la memoria. En cambio, se incrementó la actividad de genes involucrados en la respuesta inmune e inflamatoria.

Además, las células más sensibles al envejecimiento parecían concentrarse cerca del tercer ventrículo, una estructura cerebral clave para la circulación del líquido cefalorraquídeo. Esta área está vinculada al hipotálamo, que regula funciones vitales como la temperatura, el sueño, la sed y el hambre. Los hallazgos sugieren que las células en esta región del cerebro podrían ser fundamentales para entender cómo el envejecimiento afecta al cerebro y las enfermedades neurodegenerativas.

Estos resultados también se alinean con estudios previos que sugieren que el envejecimiento está relacionado con el metabolismo. Por ejemplo, investigaciones sobre ayuno intermitente y dietas restrictivas en calorías muestran que pueden aumentar la esperanza de vida, lo que podría estar vinculado a la actividad neuronal en el hipotálamo.

En resumen, este estudio resalta la importancia de examinar el cerebro en su conjunto para entender mejor el envejecimiento y el desarrollo de enfermedades cerebrales.