Un análisis de sangre simple puede predecir el riesgo de enfermedades cardiovasculares en mujeres con décadas de anticipación, según una investigación publicada en el 'New England Journal of Medicine' y presentada en el Congreso de la Sociedad Europea de Cardiología 2024. Este estudio revela que medir dos tipos de lípidos en la sangre, junto con la proteína C reactiva (PCR), un marcador de inflamación, permite una predicción precisa del riesgo cardiovascular.
Paul M. Ridker, director del Centro para la Prevención de Enfermedades Cardiovasculares en el Brigham and Women's Hospital de Boston y autor principal del estudio, afirma que estos hallazgos podrían revolucionar la prevención de enfermedades cardíacas, posibilitando intervenciones mucho antes de la aparición de síntomas.
La investigación incluyó a 27.939 profesionales de la salud en EE.UU. del Estudio de la Salud de la Mujer, quienes fueron seguidos durante 30 años. Los resultados mostraron que las mujeres con niveles elevados de colesterol LDL, lipoproteína(a) y PCR tenían un riesgo considerablemente mayor de sufrir ataques cardíacos, derrames cerebrales y otros eventos cardiovasculares. En detalle, las mujeres con los niveles más altos de colesterol LDL tenían un 36% más de riesgo de enfermedades cardíacas, mientras que las con altos niveles de lipoproteína(a) y PCR enfrentaban un 33% y un 70% más de riesgo, respectivamente. La combinación de los tres factores aumentaba el riesgo de accidente cerebrovascular en 1,5 veces y el riesgo de enfermedad cardíaca coronaria se triplicaba en comparación con las mujeres con niveles bajos.
Aunque el estudio se centró en mujeres, los investigadores sugieren que estos hallazgos podrían ser relevantes también para los hombres. Ahmed AK Hasan, director de programas en el Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre (NHLBI), destaca la importancia de entender cómo la inflamación y los lípidos interactúan para mejorar la prevención y el tratamiento cardiovascular.
Los expertos enfatizan la importancia de la prevención primaria mediante ejercicio regular, una dieta saludable, y el control del estrés y el tabaco. Además, sugieren que una detección más amplia de estos marcadores podría ayudar a personalizar el tratamiento y reducir los riesgos a largo plazo.